Sin importar guardar las mínimas apariencias, Semana no dudó ni un momento en usar la calumnia descarada contra Gustavo Petro para desprestigiarlo e intentar cambiar el rumbo que está tomando la democracia colombiana.
Parece que Vicky Dávila y su jefe Gilinsky están desesperados, ya quemaron todos los cartuchos y no les queda sino las viejas artimañas de sembrar cizaña en la opinión publica.
Sin embargo, no se dan cuenta de que esas prácticas tan efectivas hace unos pocos años —cuando la gente se enteraba de la actualidad exclusivamente por los medios de comunicación— ya no funcionan. La gente aún los lee, pero tiene las redes sociales para contrastar la información y acceder a la opinión de la contraparte.
Al contrario de lo que buscaban, la portada puede ser un empujoncito más de la derecha a las aspiraciones electorales de Petro. Están siendo muy evidentes en su persecución y las personas siempre, casi que instintivamente, protegen a la víctima ante el ataque del poderoso.
Personalmente, admiro a Petro y voy a votar por él, pero tengo la completa certeza que bajo su mandato Colombia no se va a convertir en un paraíso. Él no es un ídolo, ni un caudillo.
En fin, la posición de Semana envalentona a los extremistas que con mayor fervor van a defender o atacar a Gustavo Petro. Difícil creer que estos viejos zorros de la manipulación de masas sean tan ingenuos de estarle haciendo campaña a Petro. La otra opción es que sus verdaderas intenciones sean ver al país ardiendo.