Cualquier negociación está marcada por unos parámetros que siempre practican al pie de la letra los gobernantes, los hombres de negocios y por supuesto los amantes más avezados.
La primera regla: “Negocie en su propio territorio”. Aquí vale la pena recordar una lección magistral que nos dio Samper sobre este tema, pues siendo aún presidente convirtió una citación judicial en Paloquemao en una visita del juez al Palacio de Nariño. ¡Qué humillación a la justicia colombiana!
¿Y lo peor de aquella ignominia? ¡Que ningún medio protestó!
Esa regla tiene una variación: “Si ambos contendientes son muy fuertes y no ceden en mantener sus territorios, se efectúa la reunión en terreno neutral”. Por ejemplo, en un club, restaurante o en casa de un amigo común.
Aquí Gaviria no solo le dio sopa y seco al presidente, sino que también barrió el piso con la banda presidencial y logró llevarlo a su propia casa en los cerros orientales a un almuerzo.
El hecho de ceder en una cosa tan elemental muestra una ingenuidad asombrosa y la falta de capacidad negociadora de Duque. Él pudo haber cedido la charla en la Casa de Nariño y cambiarla por una reunión en el Club Militar, por ejemplo, argumentando el tema de la inseguridad reinante en la mitad de un paro nacional.
Otro lema de la teoría de la negociación: “Su grupo de trabajo debe ser mas numeroso que el de su contrincante”. Aquí también Gaviria volvió a pisotear la banda tricolor, pues el presidente solo llevó al almuerzo a un único acompañante, el ministro de Vivienda, Jonathan Malagón (quien es amigo en común con el expresidente). Cuando llegaron allá ya Gaviria tenía sus tres asesores sentados a la mesa.
El expresidente también ha seguido otro precepto básico en una negociación: “No ataque al individuo, ataque al problema”. Aquí se lució, pues no se ha atrevido a tocar la majestad presidencial, sino que está atacando sin misericordia a sus ministros (o sea, a su gestión).
Como el jefe del Partido Liberal está engolosinado y endiosado con su poder ya exigió que le quemaran otra vela: la del ministro de Defensa, Diego Molano, a quien acusó de amenazar con bala a los indígenas del Cauca si volvían a taponar la vía Panamericana.
Ya anteriormente había logrado quemar a Carrasquilla y a la primera reforma tributaria por medio de su bancada liberal. No nos olvidemos de que durante el paro ya han caído dos ministros y nadie duda que detrás de ello está Gaviria, un experto en tirar la piedra y esconder la mano. Aunque Claudia Blum salió del gabinete y la prensa y los organizadores del paro se atribuyen este triunfo, la verdad es que tan venerable dama salió por falta de capacidades.
Bástenos recordar que durante el mandato gavirista, se creó la Ley 100 y las Convivir; sin embargo, ha sido al expresidente Uribe a quien le ha tocado cargar con semejante INRI.
Esta reunión Gaviria-Duque o Duque-Gaviria, o como la quieran llamar nuestros respetados lectores, marca el fin de la influencia del expresidente Uribe en este mandato. Además, despolariza el ambiente político, y permite “desuribizar en forma elegante” la candente contienda política.
En el lenguaje de la teoría de negociación de Harvard, esto se llama una solución gana-gana.
