La gente está cansada de Carlos Antonio Vélez. Ya hace años que no lo soporta. RCN es fiel a él por lo que alguna vez significó. Es que fue considerado, ya en los lejanos ochenta, como el analista número uno del fútbol colombiano. En esa época no había televisión por cable y cualquiera que se leyera un libro de Helenio Herrera y hablara enrevesado podría fungir de sabio. Pero la gente se cansó, sobre todo del 2012 para acá, justo después de que destituyeran del banco de la Selección Colombia a Hernán Dario Gómez, su íntimo amigo, por golpear a una mujer saliendo de un bar de salsa en la Macarena. Bolillo le tenía abiertas las puertas del vestuario y eso era suficiente cualidad para respaldar el caduco sistema de uno de los técnicos más desactualizados del Continente.
Entonces la emprendió contra Pekerman y perdió. Incluso hoy, cegado por su ego, afirma que tenía razón porque si Colombia llegó lejos en el mundial del 2014 fue porque enfrentamos a rivales menores como Japón, Senegal, Grecia y Uruguay. En el 2018 debimos golear, según él, a Inglaterra en octavos. En ese mundial la supremacía de las selecciones europeas fue tan abrumadora que ningún equipo suramericano llegó a semifinales. Eramos inferiores a los ingleses y si los igualamos fue a punta de táctica. Nadie, ni siquiera las decenas de decenas de trinos que le llegan a diario aconsejándole retirarse, lo hacen cambiar de parecer.
La de Pekerman no es la única batalla que perdió. Admirador de Mourinho, a pesar de que su carácter inestable rompe con todos los camerinos en los que ha estado, sigue pensando que es el mejor táctico del mundo. De nada valen los estruendosos fracasos sufridos con Tottenham y el Manchester United. De nada vale el futbol total de Guardiola, da demasiado espectáculo para un pretencioso que se jura un genio porque adora los partidos que terminan cero-cero. La táctica por encima de la técnica. Hace rato no habla del City. La supremacía de ese equipo en Europa es otra cachetada a sus pretensiones de sabio.
Se enfrascó, junto con Cesar Augusto Londoño, en una defensa ciega a Jorge Enrique Vélez, el vargasllerista infausto que estuvo al frente de la Federación, garantizó que el fútbol colombiano reiniciaba en julio del año pasado y, para acabar de completar, respaldó sin medida a Carlos Queiroz, creyendo que iba a limpiar a los jugadores de los supuestos vicios que le había inculcado Pekerman.
Uno de los errores que cometió el Canal Win Sports fue vender la suscripción con la imagen del anacrónico analista. Esa fue otra pelea que perdió. La gente detesta al canal e incluso se le echa la culpa de los malos días que vive el futbol colombiano. Es que, justo se lanzó el canal plus, arrancaron todos los males: la pandemia, la peor campaña de los equipos colombianos en dos Libertadores consecutivas, la lesión de Falcao en el Galatasaray, cuando habían comprado los derechos para trasmitir los partidos del colombiano en la Liga Turca. Los análisis que hace en Planeta Fútbol son duramente criticados en redes. Sólo los mayores le creen, casi los mismos que le creen a Uribe.
Porque esa fue su mayor derrota, enterrarse con el uribismo, mezclar política gobiernista con alineaciones, meterse de lleno contra Petro, satanizar la protesta y pugnar por la Copa América cuando hasta periodistas igual de retrógrados a él como César Augusto Londoño, se arrepintieron y desdijeron de sus palabras. Apoyar una Copa América en estas circunstancias es respaldar la violencia policial.
Hace unos días pedí el retiro de Cesar Augusto en estas páginas, con más veras debería seguir el consejo el autodenominado analista número uno del país. No por uribista, ni más faltaba, sino por desacertado. Lamentablemente para nosotros en lo único en que si acierta es en predecir que a James le va a ir mal. Con el nivel que muestra el cucuteño, con su sóleo eternamente desgarrado, lo raro es que se destacara en el Everton. A los 70 años lo mejor es disfrutar de un cómodo retiro. Bien duro que trabajó para lograrlo. Él se lo merece, nosotros también.