Una de las armas “no letales” más sofisticadas y costosas que tiene el ESMAD para dispersar grandes aglomeraciones se llama Venom y es de fabricación gringa que, según un derecho de petición que respondió el Ministerio de Defensa a la Comisión Sexta del Senado, tiene un costo cercano a los $400 millones.
El artefacto sirve para dos tipos de munición: cartuchos eléctricos de aturdimiento de 37mm (cada uno a US$71), que son elaborados en aluminio de alta resistencia y que en su interior cuentan con cuatro submuniciones que, al momento de ser activadas, generan un destello de luz y sonido. Según el fabricante, “ofrecen capacidad es de distracción y advertencia por lapsos prolongados durante operaciones diurnas y nocturnas”. La utilización de dicho armamento fue causal de un llamado de atención por parte del director para las Américas de Human Right Watch, José Miguel Vivanvo, quien pidió explicaciones al Ministerio de Defensa colombiano en el marco del Paro Nacional del 2021:
Colombia: Con testigos presenciales y verificación digital de videos hemos corroborado el uso de tanquetas con lanzadores de proyectiles múltiples dirigidos a manifestantes.
Es un arma peligrosa e indiscriminada. @mindefensa debe dar explicaciones.pic.twitter.com/97x2GqfU1e
— José Miguel Vivanco (@JMVivancoHRW) May 6, 2021
Hemos corroborado este video de @canal2co.
Los hechos ocurrieron el 3 de mayo en Cali.
La policía dispara gases lacrimógenos hacia manifestantes desde un puente.
Esos cartuchos pueden causar heridas muy graves. La policía nunca debería dispararlos directamente contra personas pic.twitter.com/DQ7xG3F3BB
— José Miguel Vivanco (@JMVivancoHRW) May 6, 2021