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Desde hace varios días crece el rumor en los mentideros de Barcelona y Ciudad de México que el Premio Nobel de Literatura de este año le será adjudicado a un colombiano. Según esos rumores, las editoriales catalanas que dominan el mercado mundial de los libros en español, están apostando cada una por su lado, a que el premio le sea otorgado a Juan Gabriel Vásquez o a Héctor Abad Facio Lince. El autor de El ruido de las cosas al caer, Vásquez, quien ya ganó el Premio Alfaguara hace unos años y el prestigioso Impac de Dublin, parecería contar con más favoritismo para los miembros de la rosca internacional de escritores que asiste a los festivales y se pavonea en las andas del Hay Festival por todo el mundo.
Quien anunció que Héctor Abad también suena para el premio fue el lenguaraz iconoclasta de Harold Alvarado Tenorio, conocedor de los mil y un secretos del tráfico de influencias en los conventillos literarios, poniendo como palanquín la película de Trueba sobre su leído libro El olvido que seremos, que acaba de ganarse el Goya del cine español.
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En Ciudad de México, sobre todo en el Colegio Nacional y la Unam, se menciona con insistencia que el gran candidato a Nobel es el antioqueño Fernando Vallejo, lengua viva e hiriente de la procacidad
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Por otro lado, en Ciudad de México sobre todo en el Colegio Nacional y la Unam, se menciona con insistencia el mismo rumor pero indicando que el gran candidato a ser premio Nobel este año es el otro antioqueño Fernando Vallejo, lengua viva e hiriente de la procacidad. Refuerzan su rumor conque en los últimos meses han aparecido de a tres o cuatro ensayos mensuales en distintas revistas universitarias del orbe sobre su novela La Virgen de los sicarios. Y hacen énfasis en que el aprestigiado estudioso de la literatura latinoamericana y en especial de la colombiana, el inglés Rory O´Brien ha publicado por estos días un extenso artículo desde su cátedra de la Universidad de Cambridge alrededor de la misma novela y dicen que si a alguien consulta la Academia Sueca sobre escritores latinoamericanos es a este profesor.
La noticia nos enorgullece. Para un país como Colombia, tan azotado y desbaratado por la peste del covid y los problemas sociales el que uno de sus escritores obtenga el preciado galardón, sería un bálsamo mitigador. Falta ver sin embargo si dadas las envidias que florecen en el mundillo literario se repite aquí la historia del premio Nobel que nunca se concedió a don Benito Pérez Galdós, quien lo tenía más que merecido en 1912 porque las intrigas españolas presentaron como contracandidato a don Marcelino Menéndez y Pelayo, un ultraconservador, y ante tanta algazara y rebatiña los suecos prefirieron esperar 10 años más y premiar a don Jacinto Benavente, el inolvidable dramaturgo autor de aquella frase tantas veces repetida de que “ la loca más bruta llega a obispo”.