Puede ser que mucha gente que hoy marcha no tenga del todo claro qué quiere, pero todos, absolutamente todos los que hoy estamos en las calles, sí tenemos claro qué no queremos.
¿Por qué marchamos los jóvenes hoy en Colombia? No necesariamente es por la reforma tributaria, esta no fue la causa sino el detonante de la indignación. Esta generación está en las calles porque nos estamos encontrando con un país que no queremos, y tampoco crean que vamos a esperar 50 años para darnos cuenta de que no pudimos cambiarlo.
Queremos cambios reales y los queremos ya. Por eso estamos en las calles, porque nos cansamos de un gobierno artificial y cosmético que no le responde al pueblo, sino a quien lo puso ahí y a los cuatro grandes megarricos que pagaron su campaña. Nos cansamos de una clase política tradicional rancia, mentirosa y corrupta. Nos cansamos de ver cómo se depredan 220.000 hectáreas de bosques cada año, se va a comenzar a hacer fracking, a fumigar con glifosato y el presidente va a los foros mundiales a decir que somos amigos del medio ambiente.
Nos cansamos de un sistema de salud que tiene dueños privados y que sus ganancias dependen de la enfermedad colectiva. Nos cansamos de que el 1% más rico, que es dueño de medio país, no pague más impuestos que una enfermera contratada por prestación de servicios. Nos cansamos de que el 52% de toda la tierra productiva de Colombia le pertenezca al 1,5% de la población y ni siquiera paguen impuestos.
Nos cansamos de que sigan matando líderes sociales y el gobierno solo ponga recompensas y dé discursos. Nos cansamos de que en Colombia haya más cárceles que universidades públicas. Nos cansamos de que ir a la educación superior sea un lujo que discrimina a los jóvenes en la pobreza. Nos cansamos de que un niño del Chocó no tenga la misma educación que un niño de un colegio privado de Bogotá.
Nos cansamos de que cada año se roben elecciones con tejas, tamales, comprando votos, mesas, jurados o hasta con las mismas registradurías. Nos cansamos de que un narcotraficante amigo del presidente haya metido plata “debajo de la mesa” a la campaña y aquí no pase nada. Nos cansamos de que el gobierno se haya apropiado de la Fiscalía, la Procuraduría, la Contraloría y la Defensoría para que no lo controlen y le hagan favores. Nos cansamos de tener que renunciar al sueño de la paz. Nos cansamos de que este gobierno haya hecho trizas los acuerdos.
Nos cansamos de que en sus narices maten cada semana campesinos, jóvenes líderes y excombatientes desmovilizados. Nos cansamos de que, pese a que en este país 11 millones de personas votamos contra la corrupción, el gobierno y el congreso no hicieron nada para implementar los puntos de la consulta mientras cada año los corruptos se roban 50 billones. Y nos cansamos de que algunos medios estigmaticen la protesta pacífica asociándola al vandalismo, que casi siempre son oportunistas o delincuentes que aprovechan el caos para saquear.
Presidente Duque y Congreso de la República, que les quede claro, no es por la reforma tributaria, es por todo que marchamos y lo seguiremos haciendo hasta que no tengamos un nuevo país. Vamos a estar en las calles hasta que valga la pena irnos a casa. Si no vislumbramos un nuevo país naciendo, el país que soñamos y que merecemos, seguiremos en las calles porque nada más tendrá sentido.
No obstante todo lo anterior, quizá lo que más nos indigna es que la policía tenga barra libre para matar personas en las calles, apalearlas, insultarlas y romper vidrios de las casas. Además, es desgarrador que el presidente no diga nada y el mindefensa no diga nada, simplemente salgan con lo de siempre: “vamos a investigar”, “son enfrentamientos” o “en confusos hechos”. Yo pude haber sido uno de esos muchachos que han muerto en las calles ya por decenas.
Los jóvenes que hoy estamos en las calles somos la expresión democrática más hermosa que he visto en mi vida. No obedecemos a ningún patrón político, simplemente estamos en las calles de manera alegre y pacífica porque soñamos con un país mejor y no estamos dispuestos a dejar que nos lo arrebaten un puñado de politiqueros corruptos.
Hoy la democracia no está en el Palacio de Nariño, ni en el Congreso, sino en las calles.