No cesó la horrible noche

No cesó la horrible noche

"Hoy amanecemos menos. Y a los nadie o a los olvidados solo nos queda la escritura y la difusión de las arbitrariedades cometidas desde la legalidad"

Por: John Alexander Castro Lozano
mayo 05, 2021
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No cesó la horrible noche
Foto: Nelson Cárdenas

Otro día inicia en Polombia, un día más avanza en nuestra historia bananera. Desde la semana anterior en Polombia iniciaron una serie de movilizaciones con algunos propósitos, manifestaciones justificadas y necesarias para unos y para otros, movilizaciones que podían afectar su individualidad, esa individualidad que nos impide el reconocimiento del otro.

Desde distintas autoridades gubernamentales se escucharon voces sobre la irresponsabilidad de esas movilizaciones en el tercer pico de la pandemia e incluso, apareció un falló que prohibía manifestaciones púbicas, pero no públicas.

Y las movilizaciones iniciaron el 28 de abril, sorprendió la diversidad en la participación, las múltiples maneras de manifestación, no fueron realizados los recorridos comunes, en muchos lugares y en distintos tiempos surgieron convocatorias y lo de mayor relevancia, no fue un solo día, llevamos 7 días de expresiones ciudadanas y hoy será, posiblemente un octavo día.

Pero… esa palabra que, en el Secreto de tus ojos, dice Esposito: “El “pero” es la palabra más puta que conozco: “te quiero, pero…”; “podría ser, pero…”; “no es grave, pero…”. ¿Se da cuenta? Una palabra de mierda que sirve para dinamitar lo que era, o lo que podría haber sido, pero no es.”

El pero si dinamitó y sigue dinamitando lo que fue o lo que pudo ser en este platanal.

Pero en Polombia los derechos constitucionales o los derechos humanos valen para unos, para otros no. Eso lo sabemos. Lo entendemos, por allá en 1945 dijo Orwell: “Todos los animales son iguales, pero algunos animales son más iguales que otro..” Polombia es un país dividido entre la gente de bien y el resto. No estoy en el primer grupo pues carezco de apellido prestante y de redes clientelares, por supuesto, no voy al club.

Yo estoy en el resto de polombianos, quien apenas tiene su fuerza trabajo y soy un privilegiado por alcanzar un capital escolar que le ha permitido aumentar un salario en su familia, soy de los nadie o mejor, de los olvidados, recordando a Luis Buñuel. Soy uno de esos que logró abandonar la periferia o el barrio, dejando a muchos en esas situaciones y en esos contextos de los que no se pueden zafar.

En estos días fui testigo de la movilización de los nadie, de los olvidados, una movilización que observé desde mi estudio pues da a la calle, esa que ya no camino. También, la observé desde la televisión internacional, porque la nacional no es de fiar.

Hoy escribo esto (aunque sé que apenas lo leerán algunos destinatarios y no va a cambiar nada de lo que ocurre en el platanal), lo escribo pues la incertidumbre me ha embargado, la seguridad desaparece para dar paso a la inseguridad, las movilizaciones han cambiado pues sus resultados lo hicieron drásticamente. La manifestación pública ha dejado lesionados, mutilados, desaparecidos e inició una lista de asesinatos en las múltiples movilizaciones. Además, a diferencia de lo dicho por el presentador del reality show, los manifestantes si están recibiendo impactos, de múltiples armas, por parte del cuerpo armado civil, un cuerpo que debería velar por la seguridad pública.

Dirán los neoconservadores: si eso les pasó es porque no estaban recogiendo café. Eso les sirve para justificar la violencia en múltiples situaciones y en diversos contextos.

Lo que ocurre en Polombia es posible que sea el resultado de una personalidad autoritaria y muestra un profundo deseo por entregar nuestra libertad porque es evidente que, nuestra capacidad de crítica se ha disminuido. Lo que he dicho, lo interpreto desde Theodor Adorno, Erich Fromm y Herbert Marcuse. Asimismo, se puede señalar, en el papel somos democráticos, pero en la práctica somos antidemocráticos, somos proclives a la negación del otro, el otro no nos gusta. Así, en Polombia –desde los clubes o desde la terraza– se ordena quien sigue en este platanal y quién no.

Hoy amanecemos menos. Y a los nadie o a los olvidados solo nos queda la escritura y la difusión (a través de redes sociales) de las arbitrariedades cometidas desde la legalidad y en la noche. Además, de la advertencia de organismos internacionales, aunque serán tachados de cómplices del terrorismo desde el partido de gobierno. Hoy, la caricatura o el meme dejó su protagonismo en su cuento de hadas y se convirtió en el protagonista de una tragedia, una tragedia que no va a asumir pues su periodo concluye en 458 o 459 días.

Mientras tanto, las redes sociales también le sirven al neoconservadurismo para advertir (u ordenar) sobre la recuperación de la democracia, maestro. Aunque una red social elimine sus comentarios y muestre su enfado de diversas maneras. Él hará nuevos mensajes, los maquillará tanto, que parecerán democráticos y así, justos.

Incluso, “pasará” por lector de Guattari o simplemente, utilizará conceptos al azar para referirse al peligro (o una amenaza inventada o imaginaria, esta idea está sustentada en Horkheimer y Arendt) del castrochavismo o del movimiento de izquierda mundial. Por eso, Polombia ha sido advertida de la “revolución molecular disipada”, una idea creada por un neo nazi chileno. De ahí, su preocupación por el 2022.

Finalmente, y para finalizar –dirá Fromm en El corazón del hombre: su potencia para el bien y para el mal–, en Polombia el jefe de gobierno aparece con piel de cordero, pero es un disfraz para ocultar que es un lobo:

Hay muchos que creen que los hombres son corderos; hay otros que creen que los hombres son lobos. Las dos partes pueden acumular buenos argumentos a favor de sus respectivas posiciones. Los que dicen que los hombres son corderos no tienen más que señalar el hecho de que a los hombres se les induce fácilmente a hacer lo que se les dice, aunque sea perjudicial para ellos mismos; que siguieron a sus líderes en guerras que no les produjeron más que destrucción; que creyeron toda suerte de insensateces solo con que se expusieran con vigor suficiente y las apoyara la fuerza, desde las broncas amenazas de los sacerdotes y de los reyes hasta las suaves voces de los inductores ocultos y no tan ocultos.

Parece que la mayoría de los hombres son no sugestionables y despiertos a medias, dispuestos a rendir su voluntad a cualquiera que hable con voz suficientemente amenazadora o dulce para persuadirlos. Realmente, quien tiene una convicción bastante fuerte para resistir la oposición de la multitud es la excepción y no la regla, excepción con frecuencia admirada siglos más tarde y de la que, por lo general, se burlaron sus contemporáneos.

Polombianos, ¡feliz día! Para hoy, oremos por los muertos, esos asesinados por la violencia del platanal. Les sugiero la Misa de Réquiem de Wolfgang Amadeus Mozart:

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