El dolor en cualquiera de sus manifestaciones, sea físico o emocional, es una condición clínica de difícil manejo tanto para los pacientes como para el médico.
El paciente no quiere sentir más el dolor; pero para el médico el dolor tiene un lado positivo porque es la principal forma de saber dónde está sucediendo algo. Es la alarma avisora que nos indica cómo actuar y en dónde; por lo tanto, retirar un dolor de forma radical puede llegar a ser más peligroso que beneficioso, si estamos hablando del dolor agudo. El ejemplo típico es el del dolor abdominal: el abdomen es una cavidad que alberga muchos órganos y estructuras como el estómago el colon, el intestino, los ovarios y la apéndice entre otros, cualquiera de esta estructuras puede inflamarse de manera aguda y ser potencialmente letal. Pero solo la presencia de dolor es el que nos avisa el peligro en que podemos estar. Además, en la medida que el dolor mejore, nos indica también si la conducta a seguir —incluyendo la cirugía si fuera del caso— fue la opción correcta. Por eso la recomendación de su médico ante un dolor abdominal siempre será: no se automedique.
Pero también hay otro tipo de dolor, el dolor crónico, el dolor que esta permanentemente con el paciente, el que lo atormenta día y noche, trabajando o descansando. El más común de ellos es el dolor osteomuscular que se siente en músculos y articulaciones en enfermedades como la artritis, la artrosis o la fibromialgia entre otras.
Para el tratamiento de estas y otras dolencias existen diferentes tipos de analgésicos, desde los más suaves hasta los más fuertes y desde los más nobles hasta los más agresivos, pero todos sin excepción tienen algún efecto secundario en el organismo
En la milenaria medicina tradicional china el manejo del dolor ha sido motivo de múltiples técnicas y terapias, desde la meditación hasta la utilización de plantas medicinales que mezcladas de acuerdo con los principios de la herbolara oriental ayudan a controlar el dolor de una forma natural.
Pero quizás una de las técnicas más novedosas, rápidas y seguras utilizadas por la medicina tradicional china es la cráneo acupuntura de Yamamoto. Es una fusión entre la acupuntura tradicional y una acupuntura que solo utiliza puntos en el cuero cabelludo (de ahí su nombre de cráneo acupuntura) para ayudar a disminuir y en ocasiones quitar el dolor de una manera rápida, eficaz y segura, toda vez que no tiene efectos secundarios ni en el sitio de la punción ni en el resto del organismo.
Esta técnica que goza de un amplio reconocimiento en Europa, Estados Unidos y que recién llega a Colombia, fue llamada así por su creador y principal autoridad en el mundo, el japonés Toshikatsu Yamamoto. Este médico estudió medicina en Japón, se especializó en anestesiología en Nueva York y más tarde en ginecología y obstetricia en Alemania. De vuelta a Japón fundó su propio hospital donde practica la cirugía bajo anestesia acupuntural.
Gracias a esto y a la experiencia del doctor Yamamoto en la rehabilitación de pacientes con daños cerebrales graves como los dejados por la trombosis y los derrames cerebrales, observó que estimulando ciertos puntos en el cuero cabelludo se lograba eliminar el dolor, a la vez que se aceleraba el proceso de recuperación de las secuelas dejadas por dichas enfermedades.
La primera de más de treinta publicaciones de su trabajo fue hecha en 1973. la última y más reciente, en el 2010. Actualmente Yamamoto trabaja en su clínica en Japón y dicta conferencias y cursos alrededor del mundo. Su técnica se conoce como la nueva cráneo acupuntura de Yamamoto (Yamamoto new scalp Acupuntura, YNSA por sus siglas en inglés).
Contacto del doctor Oswaldo 2261409