Mientras en el Congreso se da el debate sobre la “Ley de Financiamiento Social” (reforma tributaria) y estamos en el tercer pico de la pandemia, uno como ciudadano de a pie puede deducir que el gobierno plantea varias hipótesis sobre nosotros:
1. Piensa que los colombianos somos bastante ingenuos para decir sí a la reforma.
2. Es una forma de hacer campaña política para el uribismo en el siguiente año.
3 Nos quieren dejar más tiempo encerrados.
Lo cierto es que es evidente la desconexión de los políticos con la realidad del país, buscando favorecer a unos pocos y perjudicar a toda la clase media del país, ha empobrecido al grupo poblacional que gana un poco más del mínimo y que a raíz de la pandemia ha sido uno de los más afectados, ya que los empleadores han decidido no realizar aumento de salarios, congelarlos o, en algunos casos, bajarlos.
Ahora viendo desde otro punto de vista, será muy evidente que en próximas horas o días salga nuestro amado expresidente Uribe a decir "estoy en contra de la reforma tributaria, ¡salvemos a Colombia!", como ya es su lema para las próximas candidaturas. Y es que la gente de a pie, incluso los mismos uribistas, ya no cree en su discurso, utópico, mentiroso y lleno de carreta; carreta con la cual ha posicionado presidentes de su partido político durante los últimos años.
Ahora bien, no estoy en contra de las estadísticas epidemiológicas, pero desde hace más de veinte días se están agendando unas manifestaciones en contra de la reforma, y justo ahí la alcaldía dictaminó una serie de medidas y prohibiciones para que la gente no pueda salir a marchar, ya qué hay un 93% de camas UCI ocupadas, generando una alerta roja en toda la ciudad. Frente a eso, me cuestiono: ¿debemos salir a marchar para que no nos claven la tributaria?, ¿o debemos quedarnos encerrados, cuidándonos, esperando que baje el tercer pico para salir a las calles?
Son posiciones ambivalentes, que nos afectan de una u otra manera. Lo cierto es que para algunas cosas existen restricciones y para otras no, dándole privilegios a algunos sectores económicos y terminando de quebrar a otros. TransMilenio es el claro ejemplo de lo que les menciono. Mientras hoy la alcaldesa prohíbe partidos de fútbol a puerta cerrada por dos semanas, apertura de cinemas y otros sectores económicos, el TransMilenio en horas pico va supremamente lleno, contradiciendo su teoría de aislamiento. Además, mientras le dice a los bares y gastrobares que no pueden vender alcohol, permite la venta en grandes superficies. Y lo mismo pasa con todos los comerciantes de barrio, los obliga a cerrar, pero en centros comerciales sí permite abrir.
Ahora bien, el gobierno quiere todos nos quedemos en casa esperando que baje el pico y el número de contagiados, y que en algunos casos micro y medianos empresarios se vayan a la quiebra sin brindar ningún tipo de ayuda (como ha pasado durante los últimos trece meses), ¿pero a cambio de qué? El gobierno debió gestionar de manera eficaz y en su momento las vacunas. Lastimosamente, a la fecha solo se han recibido un 7% de vacunas para toda la población, y solo un 5% se ha aplicado la primera dosis, retrasando la normalidad; pero todos los días salen en un programa de televisión, a la misma hora, a indicar que “somos uno de los países que mejor ha manejado la pandemia”.
¿Qué nos espera? Muchas personas contemplamos la ilusión que desde segundo semestre ya se vuelva a la normalidad en todos los sectores; lastimosamente, con esa lentitud en la compra de vacunas, y vacunación es bastante utópico pensar en una pronta normalidad, aunque paralelamente piensen realizar una Copa América. A la par, nos clavan más impuestos, los cuales enriquecerán a unos pocos y empobrecerán a un gran porcentaje de la población, por eso y mucho más #NoaLaReformaTributaria.
