En el 2018, Eduardo Dávila había regresado olímpico a Santa Marta, su ciudad, después de una condena por el crimen de Carmen “La Nena” Vergara Díaz-Granados en la cárcel. El Bosque de Barranquilla acusado de asesinato, como si nada. Igual de empoderado, con los mismos amigos y su misma influencia a través de sus negocios inmobiliarios, en la agroindustria y su pasión intacta por el querido club Unión Magdalena, del que es dueño.
Acosado por las autoridades, se había entregado a la justicia en el 2009, cuando además había quedado en evidencia su cercanía con los paramilitares de la Sierra liderados por Hernán Giraldo, alias ‘Taladro’. Dos años después, ordenaron su traslado a Medellín y luego, gracias a su poder había conseguido que su detención fuera en la cárcel del Bosque en Barranquilla. Cuando estaba a punto de cumplir su pena, el destino le jugó otra mala parada: un juzgado especializado lo condenó a 34 años de cárcel por ser el autor intelectual del asesinato de Carmen “La Nena” Vergara Díaz-Granados.
Un lío de faldas plagado de venganza y celos que terminó en tragedia y que involucró a reconocidos miembros de la élite samaria fue su primer pecado capital. El 18 de enero del 2007, en la vía al Rodadero “La Nena” recibió los tiros que le ocasionaron la muerte. Era la encargada de las finanzas de María del Pilar Espinosa, viuda de Jorge Gnecco Cechar quien había sido asesinado por el paramilitar Jorge 40. Eduardo Dávila empezó a cortejarla hasta que entablaron una relación amorosa. Con ascendiente sobre ella, su amiga “La Nena” Vergara le insistió en la no conveniencia de la relación con Dávila y al parecer le abrió el camino para otra relación con un extranjero, por quien finalmente lo dejó. Quien pagó las consecuencias fue precisamente La Nena Vergara quien sobrevivió a un primer atentado en el 2005 pero terminó asesinado un año después, un crimen por el cual se señaló como responsable a Eduardo Dávila, condenado a 34 años de cárcel.
En octubre de 2018, logró ser trasladado a su casa frente al mar ubicada en el exclusivo barrio Bellavista de Santa Marta para terminar de pagar allí condena.Estaba ya decidido a hacer su nueva vida con su casa remodelada, donde retomaría sus negocios y la pasión por el Unión Magdalena, cuando la Fiscalía lo sorprendí con una nueva y grave acusación. El 18 de abril de 2021 fue acusado por el delito de homicidio agravado como autor intelectual del asesinato de Javier Alfredo Cotes Laurens, un juez penal especializado de Santa Marta que tuvo lugar en diciembre de 2001 en el barrio Santa Elena.
El crimen lo cometieron Los Chamizos, la red criminal precedida por Hernán Giraldo, la cabeza de los paramilitares que sembraban el horror en la Sierra Nevada de Santa Marta, con el que había sido vinculado Dávila cuando decidió entregarse a las autoridades la primera vez.
El dueño de Unión Magdalena ordenó en ese entonces acabar con la vida del juez Cotes quien lo condenó a 10 años de cárcel por tráfico de estupefacientes y se había metido con su posesión más preciada: sus propiedades en Bahía Concha. Sin el juez en el camino, la extinción de dominio nunca se llevó a cabo y Dávila continuó disfrutando de una tierra que siempre ha estado dentro del radar de las autoridades por su ubicación geoestratégica y el negocio que había montado Dávila para el disfrute de la playa por parte de los turistas quienes debían pagar para acceder a ésta.
Dávila logró mantenerse en la impunidad y veinte años después, en septiembre del 2020, la Sociedad de Activos Especiales decretó extinción de dominio sobre las doce hectáreas del samario en Villa Concha. La extinción de dominio no estuvo relacionada con el homicidio del juez sino por las condiciones de la propiedad localizada en una reserva natural que forma parte del sistema del Parque Natural Tayrona. Bajo la extinción de dominio también cayeron otros predios de Dávila: un hostal de 223 hectáreas y una bodega.
Por el momento, Eduardo Dávila enfrentará otro juicio en los próximos meses dejando atrás su casa frente al mar para ser recluido, de nuevo, en la cárcel El Bosque de Barranquilla.
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