Colombia se ha convertido en un país emprendedor. Sin duda alguna, no se puede fingir. El emprendimiento hace parte de la cultura colombiana, porque desde que somos niños soñamos con ser grandes empresarios y ser diferentes. Sin embargo, muchas veces las ganas de emprender se quedan en la mente, debido a que ser un empresario en este país no es nada fácil y se hace más difícil aún crear una empresa con un sentido diferente al resto.
La innovación y el emprendimiento pueden ser perfectamente el principal impulso de desarrollo económico de Colombia, claro, si se hacen las inversiones correctas y si el gobierno realmente se pone en la tarea de fijarse en la cantidad de personas que forman parte de las riquezas intelectuales del país, sin dejar de un lado las riquezas agrícolas que tenemos.
Sin embargo, hay que decir la realidad: en Latinoamérica la falta de innovación no es un problema de ingenio, en algunos casos se debe más bien a la falta de oportunidades para poner en desarrollo ideas innovadoras. Otro de los factores causantes del bajo desarrollo económico del sur del continente, se debe al egoísmo dentro de las mismas naciones y al miedo a perder que se ha inculcado incluso desde casa. Especificando, en Colombia, la realidad es que las probabilidades de emprender un negocio se hacen casi nulas en el momento en que se decide hacer el procedimiento para registrar dicha empresa. Es como si te inscribieras en una carrera en contra de millares de impuestos en la que muy pocos logran alcanzar la meta que es permanecer, por lo cual el fracaso de aquel intento se convierte en una de las problemáticas más grandes que afronta el país a nivel comercial y laboral, obligando a dicho diligente a convertirse en otro más del montón de empresarios que hoy se dedican a trabajar informalmente.
¿Entonces cuál es el secreto de las naciones potencias mundiales de hoy? Positivismo, aceptación del fracaso y voluntad para aprender. Siendo específico, quiero hablar del éxito de Estados Unidos, en especial de Silicon Valley, un lugar situado en el sur de la bahía de San Francisco en California. Silicon Valley se traduce como "Valle del Silicio" y hace referencia a la gran cantidad de industrias relacionadas con el desarrollo de semiconductores, entre los que el silicio es uno de los elementos más usados. Hoy, son miles las compañías de alta tecnología que se encuentran en este lugar, entre ellas Apple Inc., Google, Intel o Yahoo, entre otras. Desde allí se crean a diario nuevos dispositivos tecnológicos que luego son usados por el resto del mundo. Realmente el éxito de este valle, se debe al trabajo en equipo, a las ganas de aprender y a la visa H1B o la llamada “visa de los genios” el arma secreta de Estados Unidos que abre todas las puertas que necesita una persona extranjera y talentosa que quiera viajar allí para exponer sus talentos al Estado americano. Todos esos talentos extranjeros son el 43% de las empresas de Silicon Valley.
Sentado esto, ¿qué tiene que ver este ejemplo con Colombia? Increíblemente mucho. Nuestro país tiene todo para ser una gran potencia, solo faltan buenos líderes al mando, porque ingenieros y administradores de empresa existen muchos, pero la gran mayoría han tenido que marcharse en busca de una nación que tenga el mismo interés que ellos. Se necesitan líderes que no se llenen la cabeza pensando que el petróleo es lo único que da dinero, porque estoy seguro de que es mucho mejor vivir de la innovación que de la exportación, que es otro de los obstáculos para el crecimiento económico e industrial del país. A pesar de todos nuestros recursos naturales y minerales, no son infinitos y algún día se secarán los pozos de los que hoy brotan chorros de petróleo y cuando eso pase, ¿de qué vamos a vivir?, ¿de la agricultura y de la industria? ¡Por supuesto que no! Porque ni aun nuestros agricultores pueden disfrutar al 100% de lo que cultivan, debido a que para poder ganar dinero deben exportar sus productos al interior del país e incluso al exterior, y si nos vamos a los centros comerciales que hay en Colombia, nos encontraremos con una cruda realidad, porque la mayoría de los productos que consumimos son extranjeros, nuestro mejor café es exportado y nosotros solo consumimos las sobras del café cultivado, nuestro petróleo es exportado mientras nuestros ríos se contaminan de crudo y demás sustancias químicas que obviamente son mortales.
¿Entonces de qué desarrollo hablamos si sabemos que en nuestro país nos cortan las alas cuando intentamos marcar la diferencia? El emprendimiento va más allá de crear una empresa que venda solo productos, es ofrecer a los clientes un producto del cual no se sientan estafados, es ofrecer un servicio que los haga sentir cómodos y únicos, de eso se trata emprender. Seamos sinceros, en Colombia, los productos de alimentos que nos ofrecen las franquicias en el mercado, solo nos hacen sentir torpes, porque la publicidad que nos brindan es engañosa. Nuestra seguridad comercial equivale mucho más de lo que consumimos, porque la economía colombiana se degrada poco a poco con las supuestas buenas estrategias para alcanzar un alto nivel económico, porque estamos cansados de que nos suban los impuestos y no veamos resultados. Pero si tan solo siguiéramos el ejemplo de Silicon Valley, seríamos diferentes, una nación con grandes expectativas. Si invirtieran más en lo necesario, de seguro en los noticieros habría más noticias positivas sobre nuestro desarrollo económico y menos sobre masacres y casos de corrupción.
Con todo esto, considerando la idea de que el emprendimiento y la innovación sean la fuente de desarrollo económico de Colombia, quiero despedirme con esta frase propia de Andrés Oppenheimer: “el éxito es el resultado de ir de fracaso en fracaso, sin perder el entusiasmo” es una de las principales características comunes de las sociedades innovadoras”. La clave para llegar a una economía sostenible, innovadora y emprendedora está en tolerar el fracaso y tomarlo como una oportunidad para llegar al éxito. Otro punto para tener en cuenta, es la mirada del gobierno que debe estar puesta en aquellos emprendedores que son evidencia, entre otras cosas que en Colombia si hay ganas de emprender y que solo falta reconocimiento y mecanismos tecnológicos para avanzar en innovación.