Pedro Castillo llega al balotaje casi por casualidad. La primera opción de Perú Libre no era él, sino Vladimir Cerrón, pero sobre él pesa una pena de 4 años suspendida por un caso de corrupción.
Castillo se define como izquierda radical. Este maestro y líder sindical de 51 años inició su carrera política en 2005, cuando integró el comité de Cajamarca, de donde es oriundo, del Partido Perú Posible del expresidente Alejandro Toledo. Pero en 2017 Castillo suspendió su adhesión. Fue ese año, cuando alcanzó notoriedad, al encabezar una manifestación de docentes para exigir mejoras salariales y eliminar las evaluaciones a los profesores.
El hombre del sombrero de paja y ala ancha, símbolo de los campesinos del norte de los Andes; y lápiz gigante, que siempre lleva como símbolo de su profesión, acudió a votar montado en yegua.
Defiende un estado socialista, la nacionalización de sectores estratégicos, una ley que regule los medios de comunicación, promete una Asamblea Constituyente, cerrar el Congreso y que a los jueces del Tribunal Supremo se los elija por consulta popular.
También aboga por indultar al hermano del ex mandatario Ollanta Humala, Antauro Humala, preso desde el 2005 por encabezar un levantamiento armado contra el entonces presidente Alejandro Toledo.
Las propuestas de Castillo son poco ortodoxas, pero con ellas ha conseguido un gran apoyo en el interior rural y también de una parte de la izquierda, y eso que tiene posiciones poco progresistas. Se opone al matrimonio entre personas del mismo sexo y al aborto.