La magnitud y dimensión del tiempo son concepciones cuánticas, físicas, mentales y emocionales que hasta hoy han sido difíciles de entender y manejar por la especie humana en general, hasta el punto de que son las variables que aún definen y determinan las mejores o peores épocas de sociedades, pueblos, naciones y personajes. Lo anterior en cuanto que, a través de su transcurrir espacial, van mutando las consideraciones o criterios que la historia momentánea va dejando marcada, o teniendo luego que variar, dependiendo de los sucesos posteriores que van saliendo a la luz, los cuales son los que terminan finalmente por definir las actuaciones de ellas y ellos, pasando entonces desde héroes a villanos, o viceversa.
Es una situación que viene ocurriendo con todos los personajes históricos, incluso con periodos evolutivos, o con sistemas de progreso y desarrollo social, en la medida que la ciencia del conocimiento y de la tecnología avanza, alcanzando a desentrañar y dilucidar periodos y sucesos de oscuridad y falta de claridad, sobre actuaciones realizadas por quienes en su momento llegaron a ser considerados personajes, sociedades, organizaciones, sistemas y naciones importantes, o al contrario, definidas en aquellos pasados tiempos como enemigos de los que eran importantes, transformando la imagen y los conceptos que la historia había registrado, dejando una marca ante una humanidad, o parte de ella, que sometida, manipulada o convencida manejó y mantuvo otra idea.
Traigo a colación esta especial y extraordinaria condición, una situación espacio-temporal, ante lo que nos continuará sucediendo, aquí en Colombia o en cualquier otra parte del planeta, donde la globalización del conocimiento nos está conduciendo hacia otros parámetros de las consideraciones históricas de cada acto y actor mundano, por lo que debemos tomar y tener en consideración permanentemente al tiempo y sus efectos, ya que como señalaban nuestros ancestros, cuando mencionaban que “para verdades el tiempo”, al inconscientemente entender sus consecuencias, siendo esa frase la exacta definición del significado que vamos adquiriendo como objetos espaciales, al mantener un permanente movimiento escalar, hasta nuestras muertes o finales, y por tanto, y por ello, modificando el espacio y la memoria histórica de todo, seamos seres o sucesos.
De allí que los personajes y partidos políticos que hoy nos imponen sus ideologías, Uribe y el uribismo en el caso particular colombiano, por solo señalar nuestra realidad, estarán supeditados a ser vistos por el ojo del tiempo, teniendo que someterse necesariamente a su visión, que aunque pesa y se impone ahora sobre todos, no será la única ni la definitiva, pues la verdad del tiempo se encargará de aplicarles la verdadera dimensión de lo que fueron ellos, ética y moralmente, por más que hoy canten victoria por sus acciones.
Igual ocurrirá con el resto de mortales que en cada región del planeta se abrogan poseer la última y la única razón, por lo que, si tuvieran una pizca de intuición, raciocinio y de inteligencia, dejarían a un lado las consideraciones desarrolladas por los sentimientos emocionales y personales, adquiriendo, de paso, una concepción universal y comunal, porque es el individualismo lo que los termina conduciendo hacia unas visiones particulares de ejercer cualquier tipo de poder sobre los demás, entonces desecharían el egocentrismo y el egoísmo, que terminan por afectar sus actos terrenales, siendo esta una razón del tiempo que aplica aquí y hasta en la Conchinchina.