Hablar del Partido Liberal Colombiano es un tema de mucho orgullo, puesto que es una de las organizaciones políticas más importantes del país. Su crecimiento ha dado lugar a tener las bancadas más grandes en las corporaciones públicas de elección popular, y especialmente la bancada con más miembros jóvenes dentro de la Cámara de Representantes. Pero hay un tema que es de mucha trascendencia, así como hemos crecido como organización política, hemos dejado alejar aquellos líderes significativos que históricamente han representado nuestro ideario político. No obstante, es importante e imperativo que sepamos cumplir nuestras etapas. En algunos casos, esos líderes que hoy están dispersos han cumplido fases importantes en la lucha por Colombia, y frente a este hecho, casi llegando las contiendas presidenciales, es importante destacar algunos temas de interés dentro del colectivo liberal.
El primero hace referencia a los posibles candidatos para la presidencia de Colombia que se encuentran buscando el apoyo del Partido Liberal; además de aquellos jóvenes que destacan, está el nombre de Alejandro Gaviria para ser candidato presidencial. Pero las decisiones de los hombres los hacen sabios, y si bien Alejandro Gaviria es un hombre con una hoja de vida que permitiría darle a Colombia una posición distinta en el escenario internacional desde lo económico hasta lo social, Colombia no es Alemania, donde eligieron una científica como canciller.
Es un escenario que daría lugar a los mejores hechos de desarrollo, pero lastimosamente vivimos en una sociedad con precariedades, donde el pobre quiere los políticos sacien aquellas necesidades insatisfechas como si fuera un milagro. No creo que en Colombia veamos un académico o científico siendo presidente porque en la conciencia ciudadana eso no tendría cabida, pues la gente considera que el académico es para un aula y el científico para un laboratorio. Alejandro es un hombre con grandes capacidades, pero con este escenario todo estaría dicho. Así pues, llevarlo a una contienda política sería, como dirían en la región caribe, “quemarlo en el ruedo”. Si hay algo que queremos haces es buscar un consenso o unión en su interior, para poder llevar un candidato único presentado por todas las colectividades del Partido Liberal Colombiano.
Tampoco podemos decir que sería correcto que el Partido Liberal apoyara los movimientos o nombres de dirigentes que promueven las nuevas tendencias del liberalismo, porque sería prácticamente como ingresar a un corral lleno de ganado para ver si las vacas tienen cacho y son bravas. El Partido Liberal debe renovarse, pero una renovación generacional. Si algo logré aprender de los fundadores de una universidad en el departamento de Sucre es que los relevos generacionales son necesarios para cambiar el rumbo de aquel barco que solo miraba un horizonte, y que con una nueva dirección debe tomar y girar un poco para que aquel horizonte sea más fácil de alcanzar. Una dirección joven al Partido liberal daría un poco más de acogida y prestigio en el campo político, dejaríamos de ser un dispensador de avales, y nos convertiríamos en una máquina de poner votos y hacer trabajo social para Colombia.
Sé que esta simple opinión de un joven liberal no hará ningún estruendo en las cúspides del partido, porque, así como lo dice el adagio popular, una sola golondrina no hace verano, pero no está de más hacerlo. Quizá en un lejano y distante espacio algún liberal tome la iniciativa de enviar esta columna a quien corresponda hacerlo y genere un efecto de cambio inmediato en el pensamiento de las directivas de nuestro partido.
No es momento para que el Partido Liberal lance un candidato a presidencia, porque en su seno hay hombres y mujeres capaces y una trayectoria excelente; pero en el escenario nacional debemos ser conscientes de que las guerras se ganan con estrategia y milicia, muchas veces más con estrategia. Con eso en mente, creo bien que nuestra estrategia debe ser sumar, pero no a la derecha o a la izquierda, sino al centro; un centro que conlleve a que nuestros parlamentarios y dirigentes regionales recobren el trabajo que se había perdido en las regiones. Todo para que en las elecciones de 2026 podamos presentar un nombre único del Partido Liberal para las presidenciales. Si para las elecciones de 2022 el Partido Liberal se arriesga a lanzar un candidato propio, lastimosamente me atrevería a augurar que no pasaríamos a segunda vuelta, y ello nos llama a considerar y pensar en una estrategia que nos permita poder sumar en 2022 y ganar en 2026.
Hagamos el trabajo de proyectar nuestros parlamentarios jóvenes, que puedan dar nuevas ideas, y que no se maneje el doble discurso de no más impuestos y al llegar al poder se haga todo lo contrario. Este es nuestro llamado, a pensar en que hoy perdemos para mañana ganar. Esto no quiere decir que no presentemos nombre en 2022, porque la opción de una gran alianza de los partidos de centro puede ser la ficha ganadora para la presidencia, teniendo en cuenta dos cosas: la izquierda desde siempre tuvo su candidato a presidencia a manos de la UP, la derecha con el gobierno del presidente Duque ha perdido un poco de fuerza por el manejo que este ha dado a los temas económicos relacionados con las reformas tributarias, cuando se hizo elegir con un lema de no más impuestos, y queda entonces ese centro que debe ser la fuerza para llevar a cabo nuestro proyecto político y así poder contribuir a la transformación del país y recuperar la confianza ciudadana en el Partido Liberal.
