Las noticias procedentes de Venezuela sobre los sucesos del domingo 21 en la frontera con Arauca, son realmente escasas y defraudan la intención de comprender qué es lo que está sucediendo del otro lado del río. Acostumbrados al estilo pendenciero del presidente Maduro, esperábamos su airada andanada contra el gobierno de Duque y el imperialismo, como autores disimulados de los hechos violentos contra su país. Pero curiosamente no la oímos.
En su lugar hemos leído comunicaciones oficiales un tanto crípticas, de las que se deduce que el gobierno bolivariano no tolerará la presencia ni la actuación criminal de grupos delincuenciales y narcotraficantes procedentes de Colombia, a los que se califica como producto de la incompetencia del gobierno de Bogotá para ejercer control sobre la zona fronteriza. La mayor fuente de noticias sobre lo que ocurre allá proviene paradójicamente de la prensa colombiana.
Lo cual llama a dudar sobre su exactitud. Para nadie es un secreto que la gran prensa de nuestro país está más que comprometida en la campaña de desprestigio y desestabilización contra la revolución bolivariana y específicamente contra el gobierno de Nicolás Maduro Moros. No hay imputación ni calificativo despreciable que se ahorren contra el huésped de Miraflores, al tiempo que no hallan cómo catapultar al mediocre presidente interino Guaidó.
Sin embargo no queda la menor duda de que allá está pasando algo muy grave y extraño, que implica consecuencias desastrosas para la población de la zona. Son casi 4.000 los habitantes que han preferido abandonarlo todo y pasar el río en busca de una ilusoria seguridad. Los medios colombianos los describen como campesinos muy pobres, que han llegado a Arauquita con lo que llevan encima, sin ninguna clase de bienes ni recursos.
Los hay venezolanos, pero también colombianos, pues son muchísimos los compatriotas que desde hace décadas migraron a Venezuela en busca de un mejor futuro. Se publica que afirman que no quieren regresar a su país, pues temen por sus vidas, así como al maltrato de parte de la Guardia Nacional Bolivariana. Los tradicionales enemigos del chavismo están de fiesta, pues la crisis humanitaria en su parecer debe precipitar una intervención extranjera salvadora.
Para nadie es un secreto que desde hace muchos años existe la intención soterrada de precipitar un conflicto bélico contra Venezuela, para lograr de ese modo derrocar el proyecto de la revolución bolivariana y recuperar las inmensas reservas petroleras del país hermano para las grandes compañías transnacionales excluidas de su manejo. Así que todo esto enciende las alarmas acerca de lo que puede haber detrás de lo que se publica y asegura.
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La información recibida permite concluir que se produjo una reacción militar de alguna envergadura contra la presencia de un sector de las disidencias al interior del estado de Apure
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La información recibida permite concluir varias cosas. La primera que se produjo una reacción militar de alguna envergadura contra la presencia de un sector de las disidencias al interior del estado de Apure. Algunos se muestran desconcertados, pues parten de la premisa de que Maduro apoya incondicionalmente los grupos armados colombianos que desde su país dicen combatir a Duque. Así que buscan desesperadamente una explicación para lo ocurrido.
Olvidan que hace unos meses el ejército venezolano dio de baja al Loco Iván y varios de sus hombres que se habían introducido Orinoco abajo. Y que no es la primera vez que las disidencias colombianas reciben golpes por parte de las fuerzas militares de Venezuela. Al parecer eso ocurre cuando quiera que se sobrepasan ciertos límites por parte de los disidentes. Así que es de presumir que algo así venía creciendo, hasta vencer el nivel de tolerancia reservado para ellos.
Es de lo que no quiere hablar el gobierno venezolano. Pero de lo que las noticias al respecto parecen dar cuenta. Y es lo segundo a destacar, el aparente grado de fuerza de los disidentes en La Victoria. De hecho se atrevieron a expedir comunicados y declaraciones acusando de crímenes contra la población civil al ejército de Venezuela, declarando la guerra al gobierno de Maduro y calificándose como protectores de la población civil que habita en la zona.
Recuerdan el llamado estado islámico. Se asegura que el Nando capturado pertenece al denominado frente décimo, y ya se produjeron sendas declaraciones de los supuestos frentes 28 y 24 en las que aseguran apoyarán a los primeros en su enfrentamiento contra Maduro. Semejante fantochería parece guardar alguna relación con el tipo de armamento que el ejército venezolano afirmó haber decomisado en su primera incursión. Se sienten grandes y fuertes.
Ninguna persona que se considere o llame revolucionario, y menos heredero de Manuel Marulanda y Jacobo Arenas, obraría de ese modo o pronunciaría tales cosas. Las Farc originales fueron siempre fieles a una política de fronteras que condenaba ese tipo de comportamientos. Así que cabe preguntarse en qué finalmente han terminado convertidos esos grupos. Traen a la mente la conducta de Pablo Escobar o Rodríguez Gacha. Y hasta las novelas sobre infiltrados de la CIA.