Tras la ceremonia de posesión del reelecto presidente Santos el pasado 7 de agosto, además de las constantes referencias al proceso de paz y balances de su pasada gestión, un mensaje es claro: el plan a futuro es "una Colombia en paz, en equidad y educada". Elementos que permiten denotar una inclinación política que puede catalogarse de socialdemócrata o de Tercera Vía. Este no es más que uno de los muchos caminos en la filósofa política y además es de vieja data como veremos. Por eso resulta llamativo que el Gobierno Nacional presente esta propuesta como la salida triunfante a la vieja pugna entre derecha e izquierda cuando hay tantos caminos. Con esto en mente, la intención del presente artículo no es la de convencer al lector de las bondades o problemas de esta corriente. En su lugar, se busca dar cuenta de lo diverso que resulta el espectro político en donde no hay blanco ni negro sino una gama infinita de grises. Tener esto en cuenta enriquecerá el debate y nos permitirá mirar a futuro en estos tiempos de cambio.
Como se recordará, el pasado día primero de julio en Cartagena, el mandatario cumplió con la cita que anunció dos semanas antes: la Cumbre de la Tercera Vía. Fueron partícipes del evento entre otros el expresidente estadounidense Bill Clinton y el ex primer ministro británico Tony Blair. En el evento llevado a cabo en la sala de convenciones de la heroica se expusieron los planes para el futuro inmediato de Colombia en el contexto de los diálogos de paz y se hizo mención del plan de gobierno llamado prosperidad social, acompañado del slogan "El mercado hasta donde sea posible y el Estado hasta donde sea necesario". Pero, ¿qué significa esta frase? Y, ¿qué es la Tercera Vía?
El discurso de la tercera vía tuvo sus inicios a finales de la década de los 80 y fue implementado en la década de los 90 en Estados Unidos e Inglaterra. Su máximo exponente, el sociólogo y profesor Emeritus de la London School of Economics Anthony Giddens, propone la combinación de políticas asociadas históricamente con la izquierda y la derecha. Esta doctrina nace como una alternativa a los sistemas de gobierno de corte neoliberal y aquellos que abogan por el control de los medios de producción por parte del Estado resultando en un punto medio. Dicho punto medio parte del equilibrio entre la actividad privada y el control estatal.
El concepto de la tercera vía no es nuevo en el ideario político del doctor Santos quién, de hecho, escribió en colaboración del jurista y ex ministro británico Tony Blair la obra titulada La Tercera Vía: una alternativa para Colombia en 1999. En dicha obra expone lo que supondría un balance o punto medio entre las fuerzas del mercado y el control del Estado.
Pero el llamado punto medio se convierte a la postre en una de las mayores críticas a la Tercera Vía. Este movimiento no tiene un trasfondo filosófico definido, se entiende como la amalgama de diferentes sistemas de gobierno pero siempre con algún grado de inclinación hacia los esquemas tradicionales, es así como resulta común la orientación de centro-izquierda o centro-derecha. Se puede decir, corriendo el riesgo de generalizar, que la tercera vía no es una sola sino todas aquellas que tomen el ideario de un lado y otro dando lugar a diversas combinaciones.
Por otra parte, y en ánimo de la mencionada diversidad del espectro político, un autor resulta particularmente interesante y a mi parecer ofrece una Cuarta Vía. Se trata del lingüista, filósofo y activista estadounidense Noam Chomsky. Su obra es extensa pero resulta de especial utilidad para efectos de esta exposición destacar únicamente una de sus obras políticas más célebres, On Anarchism (2008). Por supuesto, estas ideas no son originales sino derivadas. Son el desarrollo del liberalismo clásico en pro de la reducción de un órgano estatal con facultades de control. En dicha obra, Chomsky no considera como el centro del debate la regulación del balance Mercado-Estado. Por el contrario, propone un desafío no sólo al Estado sino también a las demás instituciones modernas: ¿qué legitima su poder y en últimas su existencia?
En este punto, a diferencia de la tercera vía que propone un Estado no interventor pero sí uno regulador de la actividad económica, el anarquismo de Chomsky entiende que dicha autoridad no tiene lugar de ser pues no existen razones que la justifiquen y que deberían ser las personas que componen el conglomerado social quienes ejerzan una actividad de auto regulación.
Ahora, partiendo de la noción anterior, se puede plantear el mismo desafío a cómo funciona hoy día el Mercado, es decir basado en la doctrina neoliberal en el entendido norteamericano, cuyos efectos son aquellos del capitalismo desenfrenado. ¿Qué legitima la subordinación de los trabajadores a los maestros de la economía que no sólo tienen el capital sino los medios de producción? La respuesta es nada. Esto da lugar, de nuevo, a la auto regulación como respuesta donde es posible ser trabajador y poseedor.
La propuesta que hace este autor es entonces la de librarnos de las instituciones no justificadas como el Estado y las fuerzas dominantes del mercado dando lugar a comunidades y lugares de trabajo auto regulados. Este planteamiento teórico puede considerarse poco plausible en la práctica. Sin embargo, la experiencia nos ofrece varios ejemplos: La Federación de los Trabajadores de la Tierra en Valencia España previa la dictadura de Franco en 1937 y las comunidades colectivas del campo o kibbutzim en Israel.
Lo anterior son sólo ideas que considero ilustrativas pero no son más que algunas posiciones entre muchas otras. Es curioso que hoy se presente la Tercera Vía como una idea sin precedentes cuando desde siempre han existido esta y muchas otras vías, siendo el anarquismo una de ellas. En suma, reitero la invitación a no limitar el espectro político a la derecha o a la izquierda cuando hay tantas posibilidades para hacer del debate uno más constructivo y que en últimas dará lugar a una sociedad colombiana más justa.