He estado bastante inquieta durante muchos días y sé que muchos de ustedes como ciudadanos también lo están. Pero no solo inquieta, sino hastiada al ver siempre las malas noticias ocupando las primeras planas de los diarios, portales web y cualquier otro medio de comunicación existente. Pareciera que nos hemos acostumbrado tanto a lo malo que hasta le restamos ya importancia a lo bueno.
Tanto así que los minutos al aire para una buena nota son casi que nulos, mientras que si el suceso es cruel y nefasto puede tener un despliegue de toda una semana y hasta más. Y esto ya nos quedó bastante claro con la actual pandemia, que durante un largo año no se ha hablado sino de esta, dejando una infinidad de temas en el anonimato.
Los mismos medios de difusión, cualquiera que sean, han hecho un total festín de la situación, movidos principalmente por el dinero producto del alto rating generado, el nuestro morbo y falsa solidaridad ha aumentado.
Es cierto que Colombia es un país complejo y muy peculiar, entre otros, pero aun así hay aspectos válidos que también son dignos de estar en esas tan codiciadas páginas de los diarios.
Tan cauterizada y tóxica esta nuestra mente que nos quedamos hipnotizados frente a la pantalla viendo todas las barbaridades. También tenemos gran culpa y responsabilidad al no exigirle a los medios televisivos una depuración de toda la basura que se cargan diariamente.
Quizá desconocemos que muchos de esos medios son un bien público, y que por su naturaleza es menester informar de manera correcta, y a su vez, cumplir con los deberes y responsabilidades para con su audiencia. Pero el silencio y el no actuar de muchos solo los empodera más y más.
No desconozco que cada quien tiene la posibilidad de elegir qué contenido consume, pero sí me cuestiona el hecho mismo de que lo que consumimos es precisamente aquello que no nos permite pensar con objetividad.
Los hechos o acontecimientos dados a conocer a los ciudadanos nunca antes estuvieron tan distorsionados y lejos de la realidad.
Hoy día, los medios infortunadamente no informan, solo desinforman, enferman y atrofian.