El gobierno nacional ha anunciado que se propone tramitar dos grandes iniciativas fiscales en el primer semestre del 2021, con el propósito de aliviar el déficit fiscal y disponer de mayor presupuesto para inversión en lo que resta de su período: una reforma tributaria y la venta de ISA a Ecopetrol.
Con respecto a la disminución del déficit y el incremento del gasto de inversión, se deben tener en cuenta los siguientes elementos:
1. El año pasado se dejaron de ejecutar cerca de $25 billones, cuando el país más lo necesitaba para ayudar a reactivar la economía. Estos recursos están disponibles actualmente.
2. El Banco de la República, decidió que de sus utilidades del 2020 que ascendieron a $7.5 billones, transferir $6,6 billones al gobierno central (El Espectador, 26/02/21).
3. El precio promedio del petróleo en el Marco Fiscal de Mediano Plazo está proyectado para este año en US$50,2 por barril, pero las proyecciones más conservadoras (USEIA, 9/02/21, dicen que se ubicará en promedio en US$ 53,20) y las más optimistas sostienen que llegará a 70 dólares. Actualmente el petróleo Brent se ubica en US$ 66,88 (26/02/21). Obviamente, pronosticar el precio del petróleo es una tarea casi imposible, pero aun si se cumplen los pronósticos más conservadores, se generarán importantes recursos para el fisco.
4. Los precios de nuestras commodities (distintas al petróleo) están incrementándose gradualmente. Ello puede resultar en mayores regalías e ingresos tributarios. En consecuencia, el gobierno debe evaluar en forma seria si los precios del carbón, el coltán, el níquel, el café, etc., tienen alta probabilidad de seguir subiendo en el 2021.
5. Se pueden obtener mayores ingresos por la venta de ISA, si se oferta por medio de una subasta competitiva.
6. El descenso de las tasas de interés nacionales e internacionales disminuyen la carga financiera del sector público y permiten manejar con más holgura los niveles de deuda. (Juan Carlos Echeverri, Caracol Radio, 02/03/21)
Con respecto al segundo punto, el Banco de la República, a mediados del 2020, vendió el 67 % de sus reservas de oro, inexplicable e innecesariamente “meses antes de que llegara a su precio récord” y cuando todos los mercados del mundo estaban ávidos por ese metal, debido al nerviosismo y las masivas emisiones de dólares y euros sin respaldo. El Banco disponía de 54.000 millones de dólares en reservas, cuando las importaciones estaban cayendo en 25 %; por lo tanto, podía esperar más, pues la situación del covid-19 era todavía muy incierta. La onza troy se cotiza en la actualidad en $1.797,64 dólares (25/02/21), y su precio promedio de venta fue de USD$ 1.727 cuando se vendieron. Si la venta de reservas se hubiera aplazado por unas semanas, sus utilidades habrían sido mayores (esto no constituye un detrimento patrimonial, pero si una baja capacidad para pronosticar). El precio máximo de la onza troy ascendió a US$1.974.7.
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La onza troy se cotiza en la actualidad en $1.797,64 dólares (25/02/21), y su precio promedio de fue de USD$ 1.727 cuando se vendieron
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En relación con el quinto punto, la compra de ISA, mediante una propuesta no vinculante por Ecopetrol al gobierno, la cual fue aceptada por el Ministerio de Hacienda, deja varios interrogantes por resolver. Las dos principales justificaciones para su adquisición, como son la de incorporarse a negocios de energía limpia y generarle recursos frescos al fisco, son bien discutibles, pues el 89 % de los recursos generados disponibles por Ecopetrol son del gobierno y el gran desafío con respecto a energías limpias está sobre todo en la generación de energía y poco en la transmisión.
El desafío en la transmisión de energía es hacerla sin redes de transmisión o “inalámbrica o wireless” (Nikola Tesla, 1905 y Enrod, empresa de Nueva Zelanda, proyecto en Auckland, California, EU. Ya está transmitiéndola a 130 millas de distancia). Esto permitirá cargar celulares, autos, aviones, (ambos sin combustible) casas, ciudades, fábricas, maquinaria y equipo, entre otras, sin redes.
Por eso era tan importante haber conservado a Isagén. Así mismo, desde el punto de vista patrimonial, si la venta de ISA se hace mediante subasta a través de una OPA (Oferta Pública de Acciones) para inversores nacionales públicos, tal como lo planteó el exministro Carlos Caballero Argáez, se podría maximizar el valor de venta de la empresa y en consecuencia los ingresos del fisco.
Por otra parte, el sector privado al comprar el 9 % de Ecopetrol y alcanzar así el 20 % de sus acciones y posteriormente Ecopetrol comprar el 51 % de las acciones de ISA, el sector privado terminaría realmente poseyendo el actual 49 % de ISA y un 10.2% adicional (20% de ese 51%). En consecuencia, el sector privado se quedaría con el 59.2 % de las 15 empresas del “holding” de ISA. ¿Queremos que esto ocurra, o que ISA siga siendo pública?
Por supuesto falta conocer el informe de la Comisión de Expertos, que parece enfocarse tan solo en los gastos tributarios. Avanzar en esta área sería lo único deseable en este momento, siempre y cuando no se eliminen por ahora aquellos gastos tributarios que puedan afectar de forma importante la reactivación. Aun cuando no se decida nada al respecto, es importante empezar el debate sobre este tema, que lleva al menos dos décadas sobre la mesa.
En conclusión, es necesario elaborar un plan bien diseñado de austeridad del gasto, que no se ha hecho. Las expectativas aparentemente favorables de mayores regalías e ingresos tributarios por el alza de los precios de nuestros productos de exportación; las transferencias del Banco de la República y de Ecopetrol; una eventual subasta competitiva de ISA a inversores públicos nacionales, que tampoco se justifica estratégicamente; y la reactivación nacional e internacional, entre otros motivos, no hacen necesario tramitar otra reforma tributaria, ni privatizar el 9 % de Ecopetrol y el 10.2 % de ISA.