Estamos atravesando complejos túneles apocalípticos: pandemias, hecatombes socioeconómicas, ritmos contraculturales y un largo etcétera de distorsiones que, aunque fueron pronosticadas por profesionales especializados en diversas aéreas de interés en el pasado, se nos hacían demasiado raros para un futuro cercano. Ahora, somos habitantes de ese futuro incierto.
Hoy es ese horizonte, es ese porvenir, quien ha entrado como un ladrón en la noche, con perspicacia ninja. Es esa la realidad que nos ha golpeado la nariz como un balón perdido en un partido de fútbol universitario. Algunos han sido noqueados, y otros, han sido despertados. Hoy algunos salimos a la calle aturdidos por ese golpe, y el caos nos es familiar, cotidiano, casi está integrado a nuestro ADN, forma parte de nuestro pulso psíquico. He aquí pues los tiempos donde el vehículo de lo imposible tiene un privilegiado acceso a las autopistas de la realidad. No es nuevo escuchar el murmullo de que, de alguna manera, desconocida hasta ahora, estamos siendo visitados por inteligencias cósmicas; entidades externas a nuestro mundo que con toda suma de posibilidades, son dueños de una tecnología que haría parecer nuestros logros más importantes, humildes garabatos sobre los bordes finales de un cuaderno para aprender a pronunciar las vocales.
En el año 2019, agosto para ser exactos, cuando era un nervioso reportero que escribía para un desprestigiado periódico local, un tipo de La Ceja inundó hasta el hostigamiento la bandeja de entrada de mi Facebook con un mensaje que hubiera hecho reír a cualquiera: “Mire esta foto, acabo de tener contacto con un objeto volador no identificado (OVNI)”. A mí no me hizo reír, pues desde niño se sembró en mí la idea de que no estamos solos en el universo, mi padre tenía varios volúmenes de tipos que decían haber visitado otros planetas (Ganímedes, Las Pléyades), documentos donde presuntamente, se afirmaba que los grandes acontecimientos bíblicos, habían estado influenciados por intervenciones extraterrestres que los gobiernos han querido ocultar en el correr de los siglos. Consumí todos esos libros, los leí y él me los leía para terminar diciendo: “El infinito es bellísimo”. Desde entonces, los OVNIS en mi familia han sido tema de debate dominguero. Y, a pesar de las risas que producen ciertos puntos de vista, en el fondo tenemos la certeza de que los millares de estrellas que iluminan el cielo nocturno, han nutrido la vida de otros sistemas solares.
La fotografía no era un OVNI
La fotografía del hombre, la que me envió a mi bandeja personal, no era un OVNI, se trataba de una nube en forma de triángulo, era falsa repito, pero, aunque existan fotografías falsas, no quiere decir que el fenómeno OVNI en su conjunto sea falso. Los invito a leer el caso del granjero Billy Meier, quien también se lucró haciendo montajes. Y hagan el paralelo con el caso de Roswell y el Área 51. Profundamente distintos.
El encierro del que hemos sido víctimas desde marzo de 2020 nos ha hecho regresar a esos cuestionamientos que decantan en un insomnio natural: ¿quiénes somos?, ¿por qué estamos aquí?, ¿a dónde nos dirigimos? Y nuestra vista que estaba acostumbrada a ver los rostros que nos eran tan normales, las siluetas de personas semejantes a nosotros, ha desviado su retina al firmamento, en un acto de rebeldía, hemos visto la inconmensurable bóveda del cosmos, y hemos empezado a pensar por nosotros mismos: si el universo está en una expansión constante, sería lógico, matemáticamente hablando, que se desarrollara vida en otras regiones de este inmenso plano tridimensional. Vida diferente, una evolución bajo otras condiciones, y también, habría lugar para existencias muy similares la nuestra. Hay tantos sistemas solares como granos de arena en el desierto del Sahara.
En días recientes, el fenómeno OVNI ha vuelto a tomar lugar en los medios de comunicación, como casi siempre, sin mucha profundidad: ¿si comprobáramos que existe vida en otras coordenadas del universo no se caerían las bases de la religión?, ¿no serían reformulados todos los sistemas sociales? Las autodenominadas “inteligencias militares” entrarían en un pánico uniforme, y uno de los negocios más lucrativos de las primeras potencias, llegaría a su inevitable fin: la venta de armamento. La histeria colectiva sería indescriptible.
OVNIS en el municipio de La Ceja
Un tipo publicó en uno de los multigrupos que tiene el municipio de La Ceja, sí, como el caso del farsante que me había escrito en 2019. Esta vez, era al parecer otro sujeto, que había fotografiado un OVNI, una especie de cilindro luminoso (una cuchara metálica) que por su tamaño no podría ser un dron, y que, estaba rodeado en gran parte por misteriosas lucecillas, al mejor estilo de una película de Steven Spielberg. No sé si la foto sea real, pero muchos de los contactos describen formas como la que se muestra en la imagen. Cada quien que saque sus conclusiones propias.
Publicación de alias Cousin LBL. Muchas de las personas que tienen un contacto de este tipo, prefieren conservar el anonimato o quedarse en silencio, por temor al desprestigio o ser tildados de locos.
Precisamente, el séptimo arte ha sido el principal encargado de ir haciendo el filtro entre esa posibilidad y nuestro inconsciente crítico; en las películas se nos ha vendido muchas veces la idea de que los extraterrestres serían entidades malignas o negativas, que arbitrariamente tomarían el control de nuestro mundo, pasaríamos con prontitud a ser sus súbditos y estaríamos sometidos a trabajos forzados por la eternidad. Curioso punto de vista, porque para estos seres debe ser 0% importante poner a trabajar a individuos como nosotros, tomando en cuenta que tienen la capacidad de viajar a la velocidad de la luz, doblar el espacio-tiempo y crear las herramientas necesarias para colonizar el cosmos.
Sin embargo, también hemos sido testigos de que el cine ha ido cambiando esa concepción primitiva de que necesariamente, una inteligencia externa a nuestro mundo tenga inclinaciones negativas e intereses que puedan perjudicarnos. En la película ‘Interstellar’ dirigida por el inglés Cristopher Nolan, se nos sugiere que los extraterrestres que tantos dolores de cabeza han dado al cerebro humano, podríamos ser nosotros mismos, atravesando las puertas del tiempo, visitándonos desde las galerías de un futuro devastador, con la capacidad de intervenir paulatinamente en eventos específicos para contraer tenuemente el futuro, sin crear paradojas de las que podamos arrepentirnos (cintas como Terminator, tratan este fascinante concepto). Esa es la propuesta que más se conecta con la realidad. Sería muy posible que fuéramos nosotros: ¿Sabían ustedes que nuestro cerebro se expande al igual que el universo (creando diferentes niveles neuronales), que nuestros ojos tienen tendencia a ser cada vez más grandes y que está presupuestado por la ciencia que nuestra nariz se irá haciendo más pequeña? ¿Les recuerda algo? ¿Se les viene a la mente alguna imagen? Es evolución, no una invención ilógica del fanatismo. Nuestra apariencia ha cambiado mucho desde que éramos gorilas jugando con las piedras, intentando crear chispas de fuego. Solo hay que mirarnos al espejo, ahí está la respuesta.
OVNIS en el Oriente Antioqueño
La noticia de que el Oriente Antioqueño ha sido escenario de avistamientos OVNI no es nueva, y no solo ha ocurrido en La Ceja. Incluso el canal RCN difundió un caso que tuvo lugar en Guatapé, de una pareja de esposos que aseguraba haber tenido un contacto de tercer tipo. Valdría la pena anotar que según uno de los ufólogos más importantes del mundo, Sixto Paz Wells, estos avistamientos se presentan donde hay grandes acumulaciones de energía, pues las naves de estos seres la usan como combustible, extrayéndola del choque de placas que sucede en el interior de la superficie terrestre. Aquí el vídeo del caso del señor Óscar Beltrán.
Muchos pueden decir que esto no puede comprobarse científicamente, pero insisto, cómo puede ser posible esa teoría, después de que grandes científicos de la talla de Stephen Hawking, Carl Sagan, entre muchos otros, aseguraron que en el espacio infinito nuestro mundo era solo una tímida gota de polvo azul, suspendida en una terrible oscuridad inexplorada, alguien puede asegurar apretando una revista del Atalaya entre sus dedos, que estamos solos en el universo, que somos los favoritos, los elegidos, los únicos. Me parece una creencia egocéntrica y antiprogresista, pronto los documentos militares de la Fuerza Aérea de diferentes países saldrán a la luz y nos chocaremos de frente con una realidad que se ha intentado mantener a nuestro margen por siglos.