Tatiana Santo Domingo, la hija del millonario y respetado empresario Julio Mario Santo Domingo, es también una empresaria y socialité nacida en Estados Unidos de origen colombiano. Realizó su bachillerato en Le Rosey, el colegio más caro del mundo. Allí mismo conoció a Carlota, la hermana menor de Andrea Casiraghi, príncipe de Mónaco, quien se lo presentó, terminaron casados y hoy tienen dos hijos.
Esta institución ha graduado a El rey de Bélgica, el Shah de Irán, el Príncipe Rainiero de Mónaco y el hijo de John Lennon, entre otras grandes personalidades. La escuela ofrece la opción de salir con un bachillerato internacional o francés y la matrícula va desde los 87.000 dólares el semestre, es decir 347 millones de pesos colombianos, pero puede llegar incluso a los 500 millones de pesos. Teniendo en cuenta que los estudiantes nuevos pagan una tarifa de inscripción y deben dejar un depósito que es reembolsado cuando se terminan los estudios. Además, hay que pagar las clases extracurriculares y lecciones artísticas pues al tratarse de un internado los estudiantes desarrollan otro tipo de actividades.
El campus principal inició en un antiguo castillo a las afueras de Ginebra comprado por Pierre de Rosey, un profesor que en 1880 quiso crear un colegio para varones
Ubicado en Ginebra, el Instituto Le Rosey es, además, la escuela internacional más antigua de Suiza. Fue creado en 1880 por Pierre de Rosey, quien en ese año compró un castillo del Siglo XIII donde comenzó a funcionar la institución. En principio fue concebida como un colegio solo para varones, pero en 1967 se volvió mixto. 140 años después Le Rosey sigue perteneciendo a la familia de su fundador.
Entrar no es nada fácil, se estima que Le Rosey rechaza a tres de cada cuatro aspirantes quienes se disputan uno entre los 100 cupos que cada año se ofrecen. La escuela tiene un promedio de 400 alumnos entre los que hay más de 60 nacionalidades de todo el mundo y los grupos nunca superan los cuatro estudiantes por docente.
El campus de invierno queda en la idílica población de Gstaad, destino a dónde millonarios europeos huyen de la niebla invernal durante la temporada.
Por tradición los estudiantes pasan el invierno ahí desde 1916.
Pero su rigurosidad garantiza éxito, se estima que el 30% de sus egresados pasa a formar parte de las 25 mejores universidades del mundo repartidas entre Europa y Estados Unidos. La disciplina también es rigurosa. La comisión de una falta grave tal como una salida no autorizada, un robo o el consumo de estupefacientes es causal de expulsión inmediata.
A pesar de lo ostentoso que puede sonar el lugar, su enseñanza es bastante sobria frente al tema, de hecho, los dormitorios son muy sencillos y procuran que sus estudiantes tengan una vida común que corresponda a un joven de su edad. Sin dejar de lado la conciencia de lo afortunados que son por estar allí, porque seguramente serán dirigentes de alguna nación, príncipes, reyes o empresarios de prestigio.
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