El mes anterior en Amazon fue bestseller Como evitar un desastre climático de Bill Gates, en el cual se intenta trazar un plan basado en la tecnología de la mano del capital privado como mecanismo para reducir a cero todas las emisiones que son causantes de los efectos climáticos antes de mitad de siglo.
Recientemente, se conoció de un acuerdo entre Bill Gates y el multimillonario Jeff Bezos, dueño de Amazon, The Washington Post, entre otros, en el cual el dueño de Microsoft aportará unos dos mil millones de dólares y Bezos aportará otro tanto más para ayudar a estimular la demanda de nuevas tecnologías verdes para que sean más asequible para los consumidores con ingresos promedios. En otras palabras, este par de multimillonarios jugarán el papel de Estado interventor subsidiando el precio de estas nuevas tecnologías para que este no sea tan elevado y los ciudadanos de a pie puedan acceder a ellas.
De igual forma, el excéntrico multimillonario Elon Musk, entre tantas de sus empresas y proyectos futuristas, tiene Space X. No solo es la primera empresa privada en enviar un cohete a la Estación Espacial Internacional, sino que también tiene los primeros cohetes en parquearse en el lugar del despegue sin contaminar con sus partes el océano como lo hacen las agencias espaciales públicas como la Nasa. A la par, Musk también es el dueño de Tesla, la empresa más grande de vehículos eléctricos en el mundo, y de Solar City, una filial de Tesla dedicada a la instalación de paneles y baterías solares a bajo costo.
Al parecer, la preocupación de los tres hombres más ricos del mundo por el medio ambiente, dado su poder adquisitivo, encontraría una sincronía fractal con algunos países cuyos ciudadanos tienen alto poder adquisitivo y una preocupación mayor por el cuidado medioambiental.
Partiendo de la base conceptual que asocia al capitalismo con la libertad y a los otros modelos con la planificación estatal, según la Heritage Foundation los países más libres del mundo (Singapur, Nueva Zelanda, Suiza, Austria, Irlanda) son a su vez aquellos que ostentan un mejor índice de desempeño medioambiental con respecto a los países más reprimidos (Corea del Norte, Cuba, Venezuela).
Siempre se ha relacionado al capitalismo con el poco interés por el medio ambiente, como si solo importara el dinero y nada más, pero al satisfacer ciertas necesidades básicas, el ser humano tiende a percatarse que existen otras que antes no había notado, lo que lo obliga a saciarlas de igual manera y así progresivamente. De manera que al mejorar la calidad de vida el ser humano tiende a mejorar la calidad del entorno que le rodea. Por lo tanto, en lugar de esperar que los gobernantes de turno vengan a arreglar el problema en el que nos hemos metido, podemos seguir el ejemplo de las iniciativas privadas y apostar por aportar al cambio.