El 21 de febrero desde el Palacio de Miraflores, el dictador marxista venezolano Nicolás Maduro hizo una sublimación del Manifiesto Comunista al cumplirse 173 años de su publicación por parte de Karl Marx y Friedrich Engel. Dicho documento es una exaltación a la violencia y al crimen (teniendo como sustrato el odio), en donde los seres humanos son convertidos en enemigos irreconciliables por asuntos económicos, siguiendo los dogmas de la lucha de clases como ajuste de cuentas o vendetta. Además, plantea a la violencia como partera de la historia. En consecuencia, las loas de Maduro a ese manifiesto de 1848 demuestran que los comunistas abiertos o escondidos no han renegado de semejante engendro que tantas desgracias y sufrimientos le han traído a la humanidad.
También el manifiesto de Marx, es reduccionista al hacer un enfrentamiento antagónico entre el capitalismo y el socialismo, sin darle a las sociedades otras alternativas, en razón de lo cual ese esquematismo le limita la capacidad de discernir a las personas, olvidándose completamente que hay seres humanos que son libre pensadores y que tienen diversas concepciones del estado, la sociedad y el mundo, o sea que el marxismo es una doctrina intolerante que busca el sometimiento de los pueblos a las élites comunistas en donde la violencia y la mentira son las principales armas de los seguidores del señor Marx.
Indudablemente que ese manifiesto se ha convertido en el factor principal, para que la humanidad haya conocido las “bondades” del comunismo que se han efectuado desde 1917 con la revolución bolchevique hasta nuestros días, ya que son cerca de 150 millones de asesinatos, lo que convierte al marxismo en la organización que en toda la historia ha cometido los mayores genocidios, debido a que los pueblos del mundo han sido víctimas del comunismo, pues esa secta engaña con su discurso de odio, resentimiento, miserabilismo y fatalismo.
Así como Nicolás Maduro en Venezuela sin ningún empacho apasionadamente se refiere al Manifiesto Comunista, también en Colombia existen logias marxistas conocidas y furtivas que consideran a ese documento como su biblia, pero que por sus intensiones burocráticas para la toma del poder no lo expresan públicamente. Lo cual, harán si ganan las elecciones en el 2022, en consecuencia no es cierto que el comunismo no exista en Colombia, lo que sucede es que permanece agazapado entre los pliegues más oscuros del totalitarismo para llevar a cabo sus perversos objetivos.
La mamertada considera a Karl Marx como un titán, pero los resultados de su doctrina en lo fáctico son calamitosos para la humanidad entera, en donde la superstición acompañada de la predestinación ha hecho que los más famosos burócratas comunistas sean los peores malhechores que han conspirado en contra de muchos pueblos, sin embargo la civilización no le ha reclamado por esas actuaciones, pues sin ir tan lejos, lo estamos viviendo con el Covid-19 que es la peor tragedia que han vivido los habitantes de la tierra después de la Segunda Guerra Mundial, cuya única responsabilidad en la expansión por los diferentes países, la tiene el régimen chino que dirige el partido comunista de la nación asiática.
De ningún modo se puede considerar al marxismo como científico, porque sus principios son metafísicos en casos concretos como el del materialismo histórico y la inevitabilidad, además la ciencia se da por medio del estudio, la experimentación y la observación, buscando principalmente el bienestar de la especie humana, pero el comunismo al ser una organización genocida se caracteriza por ser antagónica a la paz y a la libertad que necesitan los ciudadanos, de tal suerte que es un exabrupto creer que el marxismo o comunismo totalitario es científico.
El Manifiesto del Partido Comunista de 1848 fue repudiado por los trabajadores en la Primera Internacional en el siglo XIX, a causa de que sus tesis eran estatistas, violentas, burocráticas y enajenadoras, a lo que se agregaba que al pretender que el estado se convirtiera en un yugo bienhechor o látigo sagrado antes de disolverse, ello estaba en contra de la libertad como condición suprema de la humanidad, que fue lo primordial que se acordó en esa Internacional.
Maduro y los mamertos criollos que continúan aferrados al pasado con un documento ignominioso que le ha traído consecuencias catastróficas a la vida en el planeta demuestran el desprecio por la democracia; de tal suerte que los demócratas mediante la batalla ideológica deben desenmascarar ese espécimen.