Alejandro Martín se mudó con su novia embarazada a Nueva York en busca de mejores oportunidades. Tras una oportunidad laboral en Samsung que no concluyó porque le dijeron que con 25 años estaba muy joven para el cargo, no le quedó otra opción que perseguir el American Dream. En uno de los antojos de su pareja, buscaron como locos tamales en Nueva York. Fue una misión imposible, no encontraron ningún lugar que los vendiera. Alejandro que nació y se crió en Medellín llamó a su mamá experta en gastronomía colombiana para que le diera la receta del tamal y así prepararlo.
Aunque no sabía cocinar, se le ocurrió la idea de lo bueno que sería vender tamales en Nueva York. Hizo 20 tamales con la ayuda de su novia y salió a la calle 82 con Roosevelt con toda la pena del mundo a venderlos, gritaba a todo pulmón y con una temperatura de menos cero grados que vendía tamales exquisitos traídos de Colombia. Duró 3 largos años vendiendo tamales en la calle, desde las 2 de la tarde hasta las 8 de la noche, sin falta. Podía vender entre 200 a 300 dependiendo del día.
Valió la pena, restaurantes locales lo empezaron a buscar para que les vendiera tamales. Alejandro decidió buscar un local y lo llamó La Tamalería. Con la pandemia, los distribuidores se multiplicaron, todos querían tamales colombianos en sus mesas. Hoy, Alejandro factura más de 100.000 dólares mensuales, hace poco abrió una franquicia en Miami y están pensando en abrir otras 14.
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