Hacen lo que quieren. El empresario Samuel Viñas era un celoso compulsivo. Su esposa era una exitosa diseñadora de modas Clarena Piedad Acosta Gómez con quien montó una línea de ropa llamada Laura V. Los celos acabaron la relación. Se separaron en el 2006. Cuatro años después, el 31 de diciembre del 2010, Clarena invitó a su exesposo a pasar fin de año en su casa para que sus tres hijos estuvieran con su papá. La reunión fue tensa. Samuel, a medida que iba tomando, se ponía cada vez más agresivo. Decía tener pruebas de que Clarena viajaría pronto a Italia a reunirse con un amante. Perdió los estribos, sacó una pistola y ordenó a sus hijos, a los invitados que estaban en el apartamento, que abandonaran la sala. Cinco minutos después escucharon tres disparos. Uno cayó en el techo y dos en la cabeza de la diseñadora de modas. Lo apresaron y lo condenaron a 42 años de cárcel.
Sin embargo tiene tanto poder que desde febrero del 2020 salió de su prisión en el Bosque en Barranquilla y ahora vive en un lujoso apartamento en el barrio Villa Country. Ya cumplió un año y, a pesar de la protesta del abogado de la víctima, Edgardo Niebles, no ha podido hacerse justicia y el homocida sigue viviendo como un rey en su casa.
La decisión fue tomada por el juez suplente del Juzgado Cuarto de Barranquilla Luis Coronel Molina. La presión en redes por revocar esta decisión se ha hecho sentir.