No más Fenalco ni cámaras de comercio. Estas agremiaciones que dicen representar a los comerciantes del país perdieron su razón de existir, teniendo en cuenta que, si mal no recuerdo, con la reforma tributaria del 2012 ya en Colombia no existen comerciantes, todos quienes han luchado por salir adelante con sus pequeños negocios y empresas quedaron por gracia de la Dian convertidos en trabajadores independientes.
Dichas entidades ya no representan, ni aglutinan, ni defienden comerciantes porque sencillamente estos ya no existen. Se han convertido en fortines políticos y sus representantes, en partidarios y defensores de los caciques políticos a quienes deben sus cargos. Sin mencionar, además, el despilfarro y festival de contratos y gastos que nadie controla. Cabe recordar lo que acaba de suceder en las cámaras de Medellín y Villavicencio.
Y como si lo anterior fuera poco, sus presidentes o directores ganan más que el presidente de la república, ¡¡¡el colmo!!! Aun así, en esta coyuntura que se vive por la pandemia han sido los grandes ausentes. No han tomado acciones ni para defender a sus inscritos o afiliados y mucho menos ayudar a la ciudadanía.
Así pues, los ahora independientes no deberían seguir pagando a quienes no hacen nada a su favor. Las empresas, proveedores, entidades financieras, etcétera, no deberían exigir más ningún documento expedido por estas entidades, pues estos no reflejan auténticamente la situación real de un negocio, ni son garantes del buen manejo crediticio de sus matriculados.
Estas actividades podrían trasladarse a las notarias o alcaldías. El registro mercantil solo muestra quién es el representante legal de un establecimiento y muchas veces, sobre todo en las actuales circunstancias, hay negocios que ya no existen, pero se siguen expidiendo certificaciones de matrículas mercantiles sin tan siquiera verificar su existencia física y legal.