Los corruptos y en general todos los delincuentes procuran no dejar nada al azar o, como dice el refrán, cabos sueltos, porque miden bien todos los pasos que van a dar para no fracasar en los planes que han emprendido. El mejor ejemplo de ello lo podemos encontrar en la operación encubierta que desde el año 2017 montara, desde Brasil, la corrupta Camargo Correa, entidad que tenía pleno conocimiento de que en Hidroituango más temprano que tarde se iba a presentar una emergencia o una tragedia. Todo ello sin ser adivinos, dado que en su poder se halla el mapa de riesgo que elaborara la empresa Marsh Risk Consulting en el año 2014.
En el mapa aludido, que advertía de las fallas geológicas que se estaban presentando en la zona del embalse, que da cuenta de las amenazas al proyecto Hidroeléctrico Ituango, y que fuera actualizado en el año 2016, se encontraron con más de 90 episodios de alarmas, que fueron clasificados, según la metodología utilizada en su nivel de riesgo, así: extremo, alto, tolerable y aceptable.
De los más de 90 riegos, 16 señalaban condiciones geológicas desfavorables que afectaban sustancialmente la ejecución del proyecto. En el 2016, tanto Empresas Públicas de Medellín, como la corrupta Camargo Correa, tenían pleno conocimiento que la ejecución y el desarrollo del proyecto estaban en terrible amenaza. Ante tan revelador hallazgo, Federico Gutiérrez Zuluaga, alcalde de Medellín y presidente de la junta de EPM, y Jorge Londoño de la Cuesta se quedaron callados y sin hacer nada para prevenir una tragedia.
Camargo Correa, por el contrario, no se quedó quieta, al parecer por instrucciones desde una cárcel en Brasil, proveniente de los personajes de la imagen:
En el año 2017 y en cumpliendo las directrices trazadas, Construções E Comercio Camargo Correa S.A., responsable conjuntamente con, Constructora Conconcreto S.A. y Coninsa Ramón H. S.A., de construir la presa de Hidroituango, creó a Camargo Correa Infra Projetos S.A., y para salirse del contrato consiguió que le aceptaran a su hijita sietemesina para que continuara con las responsabilidades de su progenitor.
EPM tuvo conocimiento de este “cambiazo” en febrero de 2018, como quiera que el Consorcio CCC Ituango le informó. ¿Sabía Camargo Correa que el proyecto iba a colapsar? ¿Cómo se explica que a los dos meses del “cambiazo” se hubiera presentado la emergencia? Esto es, el día 28 de abril del mismo año. Utilizando el lenguaje del mundo carcelario, podemos decir que este canje de responsabilidades se pudo dar precedido de un acuerdo entre las directivas del penal, léase, EPM y los presos, en este caso los directivos de Camargo Correa.
En nuestro país el cambio de un preso por otro no es una rareza. En Hidroituango, este es el segundo cambiazo.
Para seguir utilizando el lenguaje del mundo carcelario, diremos que el nuevo director del penal, Álvaro Guillermo Rendón, cuando fue puesto en evidencia y al descubierto, como infractor de la ley, de inmediato salió a buscar refugio en la junta directiva, para que lo protegiera e incitó a los medios de comunicación para que pregonaran a los cuatro vientos la toma hostil de la empresa. La reacción de los áulicos del Grupo Económico Antioqueño (GEA) no se hizo esperar y de inmediato salieron a promover una asonada o linchamiento contra el alcalde Daniel Quintero Calle.
Absteniéndome de cualquier halago innecesario, debo reconocer la valiente y acuciosa labor de la secretaría privada de la Alcaldía de Medellín, María Camila Villamizar Assaf, que por órdenes del alcalde Daniel Quintero Calle investigó y denunció no el conejo que le habían puesto a EPM, sino un gigantesco fraude a nuestra ciudad, pues la nueva empresa no tiene el músculo financiero para terminar el proyecto ni para responder por las demandas, y para este enorme peculado se estaba prestando el insubsistente Álvaro Guillermo Rendón López. ¡Qué barbaridad!