Como escriba de un ignorado génesis o de un desconocido libro de aguas y de bosques, anota con pasión sus sueños; cree en los encuentros y las premoniciones que cambian el destino; inventa su propio mito: Aniquirona, mujer y reino, carne e imaginación, voz y silencio, que crece desnuda e incontenible a través del poema:
Con la misma intensidad
Con la que se honra las alturas
Honraré tu sabio cuerpo Aniquirona
Como se honra un muelle
Una collera
O un océano nocturno
En los plácidos ámbitos del tiempo.
Schuaima es la región donde habita el personaje, mundo que trasciende los límites de la cotidianidad y lo mediocre; espacio al que se accede por los desdoblamientos del yo, por la búsqueda febril y tortuosa de las palabras, del lenguaje que se transfigura en el fondo de las obsesiones y las raíces de la noche:
Sé que allí
En el silencio obscuro del espejo
Está el sonido orquestal de otra mañana,
mi cabeza se agita con el viento
y llueve,
llueve y he sabido con la lluvia
el diccionario abierto del camino.
Extranjera, presencia de fuego y perturbación, Aniquirona es la Criatura que inquieta por sus cualidades de crisálida: invisible y corpórea, desconocida y tangible entre los bosques y el mar, es la mujer. Es decir, el erotismo y el deseo, pero también la poesía, los símbolos de la
imaginación. Arquetipo en el que se funde la necesidad del todo, de eliminar el tiempo y las fronteras de la muerte y la vida:
Aniquirona
Démonos una cita
En la orilla amarilla de la muerte.
En una vela, en una brisa, quizás en una ola
Cruzaremos nuestras manos
Y danzaremos antes de que el sol
Cante con su cabellera elástica
Y el hijo del polvo
Niegue la realidad de esta intransitada puerta.
Todo para decir que este libro en su ansiosa búsqueda de viento y sombra, es un homenaje a la poesía. Inaugura la presencia de un nuevo poeta que sorprende por la exaltada convicción de su voz y de los poderes del sueño y la imaginación.