Hoy Bogotá es Ciudad Gótica. He intentado entender a esa persona siniestra que con odio, irresponsabilidad y resentimiento ha gobernado la capital colombiana de una manera incompetente, pero no puedo. Con una mandataria que deja estragos con cada medida que toma es imposible determinar si es una servidora pública o una villana de la serie.
Ahora bien, en el mundo de la política es importante saber con quién se está rodeando la persona en cuestión, sin embargo, en algunos aspectos también es importante conocer las aptitudes de ese personaje. Con eso claro, el problema de Claudia López no es la gente que la rodea (aun cuando debería ser un problema), sino ella misma.
Desde mi percepción, ella es una persona con muchos tormentos y hasta que no los resuelva claramente se le dificultará tener responsabilidades. Cuando se es incapaz de solucionar los problemas propios, es muy difícil o imposible hacerlo con las controversias de toda una sociedad. Cabe aclarar que no lo digo por su condición sexual, ni por su ideología de género, sino porque en cierta manera las personas deben actuar de acuerdo al beneficio común y cuando hablamos de ella no el caso.
Cuando de la alcaldesa hablamos, pensamos en una incendiaria, que necesita de los conflictos, riñas y crítica para hacerse notar en la vida política del país. Cuando ella se vuelve tendencia en las redes sociales y en los medios lo hace con un propósito, ocultar el desastre que, por antonomasia, ella promueve en su alcaldía.
Las razones que tienen las personas que discrepan de ella existen de sobra. En Bogotá ya se ha iniciado un movimiento revocatorio, en cabeza de José Miguel Santamaría, que entre otras cosas tiene muy claro por qué se está promoviendo esta iniciativa. Para la muestra, en el programa de gobierno se había prometido meritocracia, pero se ha visto clientelismo. Claudia habría iniciado un reparto de contrataciones que han beneficiado a sus líneas más allegadas y esto tiene muy preocupado a un sector bastante grande en la capital de la república. No obstante, no solo ha sido el clientelismo, sino también la continuación de las obras en los humedales, la inseguridad de la ciudad, su improvisación en diversos temas, etc.
Por otro lado, en el manejo de la pandemia hay muchas diferencias con respecto este tema, ya que la Alcaldía de Bogotá tuvo la idea de hacer un hospital contra el COVID-19 en Corferias, que habría tenido un detrimento patrimonial de más de 20.000 millones de pesos. ¿No es paradójico que la persona que se volcaba en la lucha contra la corrupción esté enredada en una situación de estas?
En otras palabras, Claudia López ha sufrido el problema de que las cosas le hayan salido a la inversa. La incoherencia, el doble rasero, la inconsistencia y la falta de consecuencia son las causas del mal que se hace y que también le propicia a la ciudad de Bogotá.
¡No te rindas alcaldesa, sigue convirtiendo a Bogotá en una real Ciudad Gótica!
