Otro capítulo interesante sobre la fotografía en el Museo de Arte Moderno de Bogotá es la exposición Vestigios y observaciones de Ramón Giovanni. No sé cómo interpretar el título y se trata de un artista y un trabajo poco conocido en el escenario del arte pero, a su haber cuenta con un ojo agudo —quizás de publicista— que trabaja con audacia el mundo de color dentro de los términos de un lenguaje modernista.
Supera la búsqueda de Pop, pero tiene como ancla fragmentos a la realidad. Capta desde su lenguaje fotográfico, lugares insospechados: desde ángulos agudos o imágenes centradas maneja perspectivas angulares, crea paisajes de plástico en el mundo del plástico como Miami, hasta abarca la geometría del cuerpo femenino como un espejismo con un acercamiento surrealista donde no existe una idea de la perspectiva formal.
Dentro de este capítulo tropical, lo importante en su trabajo es el manejo de una luz brillante y nítida donde obviamente existe una sombra calculada que es una resonancia magnética de la fotografía porque, entre todas las prioridades, el orden importa.
Es un mundo que rescata momentos biográficos. Vemos cómo relata historias de paisajes tropicales donde, lo real es una prioridad. La fotografía es parte de una narrativa personal donde acontecen historias insólitas de esferas en el aire, donde le importan las esquinas marinas de una lancha, o donde la mujer refleja en espejos un cielo azul que cubre el pudor de la desnudez pero deja presente la importancia de la silueta como argumento arquitectónico de una geometría sensual. Como trabaja desde el trópico con la luz cenital, se trata de un mundo donde importa la estética nítida dentro de un manejo del color sin texturas pero con sombras que no acontecen en el mismo tiempo. Es una historia que tiene lenguaje propio. El color y la luz tienen la prioridad. La luz brillante del trópico. Luz del mediodía. La luz del océano Atlántico donde hasta las olas del mar son reflejo y resonancia y están presentes en su brillo nítido. Jamás ningún europeo pensaría que esa claridad en la luz existe.
Cuando se trata del trabajo en interiores, la composición cambia de lugar. El círculo es su centro, importan más las formas con texturas. Mientras se aleja de lo angular, el protagonismo del color es otro y llega a la fotografía con otra intención plástica: a la metafísica porque importa más la forma como figura plástica y el mundo de la realidad obtiene otros valores que pertenecen a otras circunstancias intelectualmente elaboradas. Sin duda es un artista que se mueve entre dos extremos interesantes. Unos vivenciales y otros mentales que, obviamente responden a dos objetivos diferentes que él ha logrado darles su coherencia interna.
Una propuesta que se mueve entre el mundo social de las palmeras de Miami y un mundo interior más complejo que piensa en metafísica de la forma en el espacio.