¿Usted, como gerente de una compañía, alentaría y justificaría la mediocridad de sus funcionarios?, ¿motivaría en ellos actitudes corruptas, clasistas y generadoras de desigualdad?
¿Usted, como miembro de la junta directiva de una compañía, aceptaría que los candidatos menos capacitados ocuparan altos cargos en ella?
Usted y yo somos la junta directiva de un país llamado Colombia. El presidente, los congresistas, los alcaldes, los concejales y todos los funcionarios públicos son empleados suyos y míos.
Estos funcionarios no son una monarquía puesta allí por linaje, estirpe ni cualidades superlativas. Son empleados elegidos por la junta directiva que conformamos todos como ciudadanos.
Usted y yo podemos constitucionalmente exigir información, cumplimiento, calidades y cualidades que consideremos relevantes para el ejercicio de sus labores.
Así que a partir de ahora lo invito a tener un pensamiento crítico respecto a los funcionarios públicos que estamos eligiendo, a exigir resultados y a prescindir de aquellos que no ejerzan a cabalidad las funciones para las cuales fueron elegidos.
Somos usted y yo quienes dirigimos este país, no un puñado de "graciositos" truhanes que hacen de las suyas.