Señalen una masacre, las más duras que hicieron los paramilitares, Segovia en Antioquia, La Gabarra en el Catatumbo, El Salado en Montes de María, todas tuvieron colaboración del ejército. Es así, fue así. Siempre fue así. Mientras los paramilitares mataban a más de sesenta personas el día de las madres de 1999 en La Gabarra, desde la base militar que estaba al otro lado del rió Catatumbo, el ejército enviaba al cielo bengalas para iluminar el cielo porque ese día se había ido la luz.
El ejército permitió, informó y colaboró con la masacres paramilitares. Según Salvatore Mancuso, el guerrero más duro de las Autodefensas Unidas de Colombia, era una política de estado, se trataba de una política de estado. Lo recuerda desde siempre, cuando era joven a mediados de los ochenta, él fue con su papá y otros ganaderos y se reunían con la policía para proponerle a los ganaderos crear grupos civiles, de autodefensa para enfrentar a la guerrilla.
El excomandante paramilitar, en recientes declaraciones a Justicia y Paz, reafirmó que la colaboración de los militares con las Autodefensas no se trató de unas manzanas podridas sino que fue una política de estado. Esto lo dijo el tribunal superior de Barranquilla de Justicia y Paz.
No es la primera vez que Mancuso da unas declaraciones tan importantes pero lo que se pregunta la sociedad civil es ¿qué va a pasar? ¿van a escuchar al paramilitar? Ojo, hay muchos jefes paramilitares que están insistiendo en contarlo todo a través de la JEP: Duque les ha cerrado la puerta.