Acerca de nuestro país se han levantado leyendas. Una dice que tiene el mejor himno nacional, o el segundo mejor; que habla el mejor castellano; que producía la mejor cannabis, hasta que los monitos consiguieron tierra fértil en su geografía y la desbancaron; que procesa y entrega la mejor cocaína, todavía sin contendor monito a la vista que la abata, y de ahí el porqué de nuestros avatares.
Del himno puede decirse que era el mejor, sin que se esgrimieran razones que así lo soportaran, hasta que nuestra mayor estrella musical lo "ublimizó".
De nuestro castellano traigo a colación algo que ocurrió a uno de los hermanos Buenaventura, Enrique o Nicolás (¿qué pasó, camarada?), en Argentina, a quien después de disertar sobre un tema de arte y cultura, se acercó una de las presentes para expresarle, en medio de un emotivo e incontenible llanto de felicidad, su admiración por lo que dijo y cómo lo dijo.
Tanto ha sido nuestro apego al buen uso del idioma que para preclaros hombres de las letras metidos a políticos, vrgr, Don Miguel Antonio Caro, era más importante un adverbio que un hombre, según nos lo narró nuestro admirado José María Vargas Vila.
Somos hombres y mujeres de profundos razonamientos en la argumentación, sobre todo jurídica. La defensa del padre de la honorable senadora, sí, señor, con el calificativo y sustantivo adecuados, Paola Holguín, ha dicho que Pablo Escobar nunca fue condenado por narcotráfico en Colombia, y que por eso al progenitor de la legisladora no se le puede atribuir ese delito. Holguín había negociado un apartamento con el ciudadano Escobar, en lo que podría configurar un testaferrato.
No hay de qué extrañarse, entonces, porque el presidente Miguel Rufino Duque haya hecho una novísima contribución a la conjugación del verbo querer, en la primera persona del pasado, para expresar sus condolencias ante la muerte del ministro de defensa, Carlos Holmes Trujillo.
Ahora, no olvidemos que los aportes de nuestro mandatario se extienden a otros saberes. Una noche televisiva cualquiera nos convirtió en Polombia. Antes nos había convertido en protegidos de los PF monitos, libreteado por el colombiano más ilustrado a su edad.
¡Salud!
