Otto Ricardo, un humanista sin concesiones

Otto Ricardo, un humanista sin concesiones

Un homenaje de agradecimiento y admiración a un estudioso de la lingüística, la semiótica y la literatura, a un hombre que hace parte del pensamiento contemporáneo

Por: albeiro arciniegas
enero 28, 2021
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Otto Ricardo, un humanista sin concesiones

El maestro Otto Ricardo-Torres es, esencialmente, un pensador, destacado ensayista y teórico literario que ha publicado diversos libros como El otro lado del habla: la entonación poética, Poética connativa o zen o, el más reciente, un estudio que él define como uno de sus libros más queridos y que comenzó a trabajar desde sus clases de postgrado en el Instituto Caro y Cuervo: ensayo que toma como referente a Tierra de promisión, el poemario de José Eustasio Rivera.

Otto Ricardo es natural de Caimito, Sucre, durante largo tiempo residenciado en Bogotá. Docente universitario, principalmente de postgrados en las universidades Javeriana, Santo Tomás y Pedagógica Nacional. Ha publicado poemas y relatos en diversas revistas particulares y universitarias.

Hemos consultado a varias voces de la literatura colombiana, muchos de ellos escritores de su generación, para que ofrezcan su testimonio sobre las cualidades intelectuales y humanas de un teórico que con su trabajo alimenta el debate de la crítica literaria del país; debate, por cierto, bastante necesario, pero a la vez anémico de estudios serios y profundos que analicen la producción literaria que se escribe en estos tiempos.

Independiente de la polémica que, por su propia naturaleza genera el campo de la crítica literaria en Colombia –Baldomero Sanín Cano decía que en el país no existía crítica literaria porque nuestra literatura apenas alcanzaba los honores maltrechos de ser menor; y en el otro lado, están los escritores que hoy se someten al ambiguo canon contemporáneo e intentan imponerse con obras post boom y post realismo mágico–, escribimos este artículo deseamos que el lector se aproxime a una figura valiosa en el humanismo colombiano.

Hablan los escritores

“Son múltiples las facetas intelectuales en las que he compartido con Otto Ricardo su magisterio literario”, dice el escritor huilense Benhur Sánchez Suárez quien lo destaca por “su presencia en el ambiente cultural y educativo como crítico literario, su profunda producción ensayística y su aporte a la creación con su poesía”.

Sánchez Suárez, autor de novelas como A ritmo de hombre y Victoria en España, dice que las noticias de su existencia “las recibí desde cuando él ejercía la cátedra en la Universidad Javeriana, luego en la Universidad Pedagógica y por último cuando compartimos en la Revista Gato encerrado, sueño de Eutiquio Leal que respaldaban Fernando Soto Aparicio, Germán Guzmán Campos (Monseñor Guzmán) y Germán Castro Caycedo, entre otros. Nosotros también fuimos parte de ese sueño frustrado, como ha sido el destino de las publicaciones literarias colombianas”.

“Para mí –agrega Sánchez–, Otto ha sido un intelectual íntegro, siempre preocupado por el manejo del lenguaje, intenso investigador del uso del idioma que nos tocó en suerte y vigoroso defensor de nuestra identidad, desde el horizonte de la lingüística y la semiología. Nunca imponiendo su criterio sino defendiéndolo con la humildad que caracteriza a los verdaderos sabios”.

Concluye el maestro Sánchez Suárez diciendo que es mucho lo que le debe a Otto en su formación como escritor. “No puedo pensarlo sino como al intelectual al que se puede acceder cuando las dudas del idioma y la creación nos agobien, ese faro de luz que ha iluminado tantas veces nuestras batallas cotidianas con las palabras, las estructuras y la semántica”.

De Montería

José Luis Garcés González, escritor y ensayista de la ciudad de Montería, miembro fundador del grupo literario El Túnel, define a Otto Ricardo a través de cinco puntos: Uno, es un hombre múltiple. Desde su época de estudiante en Tunja estuvo luchando por la dignidad y la justicia, por la honradez y la decencia personal y académica; dos, hombre estudioso. Se incluyó en las lingüísticas y las semióticas. Tiene una capacidad asombrosa para analizar e interpretar los textos. Lo que para la inmensa mayoría es imposible, él lo maneja con una solvencia increíble; tres, caballero a carta cabal y a plena nobleza; cuatro, maestro, enseña siempre, hasta con el gesto, como decía Steiner; y cinco, dueño de una espiritualidad profunda, que sabe exponer, nunca imponer.

De Medellín

El antioqueño Álvaro Pineda Botero, autor de Gallinazos en la baranda y doctor en Literatura de la Universidad de Nueva York, afirma que tiene un recuerdo teñido de nostalgia, lo conoció hace unos veinte años, “Otto es una excelente persona, un gran maestro en las artes literarias y la lingüística, un buen conferenciante; es una persona muy rigurosa en sus conceptos, a veces difíciles, pero bien sustentados. Dejó una huella importante en su paso por la Universidad Javeriana, respetado por sus colegas; el decano de aquella época, el padre Marino Troncoso lo tenía en gran estimación y aprecio”.

Pineda Botero compartió espacios académicos con Otto Ricardo y su deseo es uno: que siga activo y trabajando en sus cosas y gozando de salud, “Albeiro, ese es el mensaje que le envío a través de usted”.

De Bogotá

Isaías Peña Gutiérrez, ensayista, escritor, fundador del Taller de Escritores de la Universidad Central de Bogotá, dice que Otto Ricardo es una de las personas que más le ayudó. “Por los años 70, él fue mi profesor en el Caro y Cuervo, excelente profesor, atento, perspicaz, creativo; erudito en la interpretación de textos literarios y poéticos; era también profesor de la Universidad Libre y me invitó a que yo fuera profesor allá y resultó fundamental para mi carrera docente en literatura colombiana y latinoamericana”.

“De Otto hemos continuado siendo amigos –agrega el maestro Peña Gutiérrez–, una persona armoniosa, quizá un poco parca. Pienso que cuando él salió del Caro y Cuervo y las universidades donde trabajó, estas perdieron a un gran profesor y estilista –él también escribe poesía– y a un gran ciudadano como es Otto Ricardo-Torres”.

Del Tolima

“Fue el escritor Eutiquio Leal quien me presentó en Bogotá, hace ya varias décadas, al profesor Otto Ricardo –manifiesta el escritor tolimense Carlos Orlando Pardo–, tan cerca de los nuevos escritores que integrábamos la generación posterior a Gabriel García Márquez. Desde entonces se hizo proverbial una amistad que nos entregaba sabiduría sin solemnidades, al tiempo que compartíamos tertulias hasta el amanecer”.

“Todos éramos jóvenes y los años pasaron para dejarnos su calidez y sus enseñanzas sobre el lenguaje y la política, los grandes autores y la docencia”, agrega Pardo. “Luego vinieron sus lúcidos ensayos alrededor de los grandes maestros como Gabo, Pessoa y Cortázar, entre otros”.

Carlos Orlando, en Ibagué, conocía de su prestigio en postgrados del Caro y Cuervo con erudición y conocimiento profundo de sus temas. “Volvimos a vernos de paso en mi ciudad cuando asistió a una especialización en literatura de la cual mi esposa era su alumna. Después ya vino su retiro acompañado de la naturaleza, sus bellos y fieles perros como dialogando con ellos”.

Agrega el tolimense que, en sus fotos, Otto Ricardo luce cara de antigua estrella de Hollywood, de barba bien pulida y una tradicional elegancia. “A veces para nuestra tristeza se retira de redes sociales aduciendo asuntos de salud y se vienen los plebiscitos solidarios. Luego resucita para nuestra alegría y poder disfrutarlo con sus temas de la conciencia más allá de la conciencia. Quienes lo hemos conocido lo seguimos queriendo y admirando, sobre todo aprendiendo sus lecciones sobre la vida y las palabras y hoy, gracias a Albeiro Arciniegas, podemos sentarnos a escribir unas palabras. ¡Salud siempre maestro!”.

De Nariño

El escritor y poeta nariñense Carlos Vásquez-Zawadzki, presidente del PEN Colombia, en relación con Otto Ricardo, manifiesta que “su palabra escrita es portadora de visiones críticas sobre las sociedades actuales y los valores humanos. Es un humanista sin concesiones. Al mismo tiempo, en sus trabajos investigativos abre y consolida –en especial sobre escrituras poéticas– visiones actuales, que posibilitan la reflexión y el saber sobre autores y escrituras literarias y estéticas. Un ensayista crítico, teórico, a la vez que analista", concluye.

Y, finalmente, Javier Rodrizales, escritor y catedrático de la Universidad de Nariño, destaca los aportes teóricos de Otto Ricardo a un corpus investigativo que nos permite comprender el fenómeno literario. En uno de los trabajos de Ricardo, “este sostiene que aún no se le concedido a la entonación la importancia que merece en la hermenéutica poética; es decir, cuestiona el tratamiento tradicional que se le ha dado a la entonación por parte de los teóricos, por cuanto mantienen el presupuesto de que la lengua del poema es igual a la lengua que le sirve de base al poema”. Se desprende que conceptos como este son los que hacen valiosa la figura de Otto Ricardo para el pensamiento crítico de la literatura colombiana.

De esta manera son siete las voces que hemos reunido para rendir homenaje de agradecimiento y admiración a un estudioso de la lingüística, la semiótica y la literatura, hombre de apariencia reservada que, acudiendo al silencio creativo, ha dedicado su vida al estudio del fenómeno poético y narrativo y hoy hace parte del pensamiento contemporáneo. Buena salud, en nombre de todos, Otto Ricardo.

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