En unos años que no quiero acordarme se nos ocurrió con María Teresa Guerrero organizar una exposición en la Universidad Nacional que fue imposible porque entramos en la puerta de la vida personal, de los egos con resentimientos y celos sin puntuación. Todos con obras maravillosas y precursores de la escultura abstracta en Colombia. Dos artistas geométricos como Edgar Negret y Eduardo Ramírez Villamizar. Al otro lado del espectro, estaba la obra de Feliza Bursztyn. Hoy me interesa la olvidada y no por falta de interés o importancia sino porque enterraron su trabajo con ella. No circula, no se ven sus obras sino aisladas y esporádicamente puntuales.
De la serie Las histéricas, Ensamblaje,1968
Dice Marta Traba en un artículo para el tiempo de 1970: “Cuando la obra de una artista llega a un cierto nivel de trabajo y rendimiento, certificado por invenciones renovadas a lo largo de 15 años, como es el caso de Feliza Bursztyn, ya es hora de solicitar al público, una visión inteligente, global y comprensiva, en cambio de una aceptación caprichosa de obra por obra. Feliza Bursztyn abrió en Colombia un campo desconocido para la escultura colombiana cuando trabajó por primera vez en las chatarras: lo mismo pasó con las histéricas, años más tarde, y algo semejante pasó con las camas y las miniesculturas que produce en la actualidad”. Y es verdad. Su revolución significa romper también los esquemas y mientras que a Beatriz González le hacen una retrospectiva internacional a Feliza nadie la nombra. ¿Por qué su provocación inusual no se encuentra en los recuentos históricos de esos días?
Eso sí, su trabajo simboliza el caos en el que estamos viviendo la vida. Ella sí interpretó la anarquía de los gobiernos sin rumbo. Jalonados por intereses económicos.
De la serie Camas, Ensamblaje, 1974
La obra de Feliza Burzstyn presenta una imagen que renuncia al orden de una obra que, en su forma es estrictamente racional como su trabajo con el sentimiento femenino de “las histéricas”. Ella aceptó y asumió una verdad que no es provisional: nuestras sociedades carecen de orden y que su obra se integra a los conceptos del caos y el desequilibrio. En es el significado del desorden. Y en su trabajo –muy contemporáneo- cabe la multiplicidad de temas, formas y alternativas que la artista propuso a lo largo de su carrera y, que tienen como punto de unión el concepto de lo orgánico en la anarquía de la ironía y junto al sentido de lo erótico.
Se trata de un mundo completamente individual donde es importante en el trabajo con la chatarra, con los hoy trascendentales conceptos y procesos de construcción y deconstrucción. Feliza Burstyn propuso la desintegración de la forma mientras buscaba la representación de símbolos humanos. Unió materiales para crearle nueva forma a un nuevo significado. Todos en busca de una aventura plástica. Todos en busca de una carcajada mientras soldaba y fumaba en su taller.
Estrella de mar, de la serie miniescuturas, 1974
Alguna vez la invité a una bella finca que me había vendido Edgar Negret en Sasaima y no pasó mucho tiempo cuando me pidió las llaves del carro. Lo prendió y se acostó frente al exosto: Este oxígeno puro me ahoga, decía. Feliza nació en Bogotá el 8 de septiembre de 1933 y murió en París mientras almorzaba con su amigo Gabriel García Márquez el 8 de enero de 1982.