Es común entrar a la casa de un colombiano un domingo y ver que, en el televisor, está Liam Neeson planeando una venganza. Ese papel que en Takken lo convirtió en un súper éxitoso de la taquilla se ha venido repitiendo en los últimos 15 años hasta el punto de que Neeson es, junto a Jean Claude Van Damme, el justiciero de acción más querido y admirado por los colombianos.
El primero de ellos pudo haber sido a comienzos de los años ochenta Charles Bronson. Su papel en las cuatro Vengadores Anónimos encandilaba a espectadores como los hermanos Castaño quienes alguna vez afirmaron que era su actor favorito. Si, se sentían identificados. A Bronson unos latinos de poca monta le habían violado y golpeado a la esposa. Para sacarse la espina se mete en el Central Park -en los setente en la noche era una zona peligrosa- contando billetes para atraer a dos delincuentes que quieren atracarlo y él los mata en el acto.
El personaje de Neeson viene de ahí, del esposo vengador que hará hasta lo imposible por acabarlos a todos con sus propias manos. Un paraco como los Castaño, ni mas ni menos. Pero el actor irlandés de 68 años tiene talento y es mucho más que un vengador anónimo. Por eso ha dicho basta y quiere volver a interpretar papeles como los que protagonizó en Michael Collins, en la extraordinaria y poco vista The Grey, o en la magistral Lista de Schindler.
Ahora está buscando reinventarse, volver a hacer una gran película. Su orgullo y su tradición así se lo exigen.