En una gran área calificada como zona verde, la terminología usada en la Bagdad ocupada por las tropas estadounidenses, siguen llegando parte de los 25 mil efectivos de la guardia nacional, armados con rifles de asalto semiautomáticos M4, y llamados a garantizar la seguridad e impedir una insurrección como la vista el pasado 6 de enero.
“Debo decir que me entristece. Pero me comprometo en asegurar que recuperaremos nuestra ciudad”, dijo la alcaldesa de Washington, Muriel Bowser, frente al despliegue militar inédito para defender símbolos democráticos.
“Siento que estamos como en un confinamiento pero es importante para nosotros tener aquí esta presencia”, dijo a RFI Mary Philips, una ciudadana que, junto un punto de vigilancia policial, saludaba a las tropas con una pancarta casera donde se leía “Bienvenidos a Washington”.
Una opinión compartida por Doug Brooks, quien lucía una mascarilla en favor de Biden mientras defendía las medidas de seguridad implementadas.
“Necesitas la seguridad, estoy listo para la inauguración, cuento los minutos, sinceramente. Ha sido una locura y es hora de volver al sentido común”, dijo a RFI Brooks.
Incluso partidarios de Donald Trump llegados desde Virginia como William Witting apostaban por la militarización del centro de la ciudad. “Esto es necesario, está claro que hay que tomar precauciones si el FBI dice que hay amenazas armadas contra el capitolio, estoy de acuerdo con esto. Debemos proteger el capitolio, y nos debemos proteger todos nosotros”, dijo a RFI Witting.
El FBI comunicó que han detectado en las redes sociales amenazas contra numerosas capitales de estado alrededor del país.
“Todas las unidades del FBI en los 50 estados y territorios trabajan las 24 horas del día para perseguir cada pista y cada amenaza creíble”, dijo Matt Miller portavoz del servicio secreto.
También preocupa que parte de los mismos militares llamados a defender los capitolios estén radicalizados. Una persona detenida en relación con la insurrección del día 6 es un integrante en activo de la guardia nacional del estado de Virginia, y otra es un teniente coronel de la fuerza aérea retirado que transitó por el hemiciclo del senado en ropa de camuflaje y con esposas de plástico con las que pretendía inmovilizar a rehenes.
