Ayer leí la columna de Maria Isabel Rueda sobre la censura en Twitter a Trump. No estuve de acuerdo en nada, absolutamente nada de lo que escribía. Era una defensa soterrada al ya casi expresidente de los Estados Unidos. Me di cuenta de algo, nunca estaré de acuerdo con ella pero no me hace falta.
Desde hace semanas no encuentro su voz en la W Radio. Hasta a los que no nos gusta Uribe sabemos que la señora Rueda daba un equilibrio sabroso a la mesa más progresista de la radio nacional. Hay que buscarle un contrapeso al Félix de Bedout, no es bueno ser rey y estar tan sólo.
Maria Isabel se irá a Semana en donde poco a poco Vicky Dávila ya sale de la tormenta que generó la partida de los periodistas de la antigua revista y se va posicionando con su gente, con su equipo, como una nueva director técnico con jugadores nuevos. Y los resultados la acompañan. El viraje político es evidente pero las redes sociales son una burbuja, un espejismo. La revista no sólo se acabó sino que hasta finales del año pasado la gente seguía leyéndola y suscribiéndose.
Maria Isabel tiene una cualidad que es rara de ver por estos días y es mantenerse vigente. Con el ascenso de internet el periodismo parecía tener una caducidad de cinco años pero Maria Isabel Rueda es eterna, siempre se mantiene vigente, su columna en El Tiempo, después de la de Germán Vargas Lleras, es la más influyente de los medios colombianos. En Semana brillará. Seguramente Julio seguirá brillando, su llama es inextinguible, pero qué falta nos hará, hasta a los que no podíamos ni verla, saber lo que está pensando Maria Isabel.