En el Sur de la Florida la voz del pastor de origen cubano Ruddy Gracia y de su esposa María se escucha como un cañón. Buena parte del 2020 los esposos, quienes se graduaron en estudios bíblicos en el Instituto Cristo por las Naciones en Dallas Texas, una institución de corte radical, se la pasaron pregonando a favor de la reelección de Donald Trump y desmintiendo los peligros del Coronavirus. De allí sus posiciones antivacuna.
Gracia es defensor de las teorías conspirativas que consideran que se trata del plan macabro de un grupo élite, con influencia en todos los rincones del mundo, para imponer una vacuna que inocularía en el esqueleto de los hombres un chip llamado ID2020, creado por Bill Gates y que busca alejarnos de Dios, y, ¿por qué no?, hasta volvernos homosexuales.
La influencia del Pastor Gracia entre los miles de fieles de su iglesia en el Sur d e la Florida llevó a que repetir y repetir su teoría en el púlpito, la especulación contra Gates se convirtiera en la fake news más rastreada por la compañía de análisis de medios Zignal Labs e incluso fue noticia en el New York Times, adivirtiendo los peligros de decirle no a la vacuna para prevenir el COVID. A los esposos Gracia nada de eso les importó y continuaron con el discurso con el que se han vuelto populares con su iglesia, Segadores de vida, desde 1992: satanizando al contrario y apoyando con fanatismo a los políticos mas conservadores, con Donald Trump a la cabeza. Lo consideran simplemente “el enviado por Dios para hacer algo que ningún otro presidente en este maravilloso país ha hecho jamás”
El cubano Gracia tiene un gran interlocutor en Colombia: el pastor Miguel Arrázola. Fundador de la Iglesia Rios Vivos de Cartagena y conocido por sus sermones incendiarios, se quejó desde el principio de la pandemia de que su iglesia estaba vacía y mostró, sin ambagues, su preocupación porque no recibía los diezmos como acostumbraba. En varios videos se mostró visiblemente acongojado porque las medidas asumidas por la pandemia le había despoblado de fieles a su iglesia.
En medio de sus preocupaciones hizo contacto a través de una videollamada con el propio Ruddy Gracia. Las teorias conspirativas sobre el origen del virus y el terror a la vacuna atada a un plan malévolo de Bill Gates, eempezaron a hacer carrera. Gracia sostiene que el virus fue creado en un laboratorio con el fin de “producir la caída de muchos de los derechos individuales de los seres humanos y para colapsar la economía”, la misma tesis del presidente Trump . que además lo llevó a desvincular a Estados Unidos de la OMS.
El discurso de Arrázola ha trascendido el Caribe colombiano donde tiene su sede en Cartaena y se ha propagado como el fuego. Según una encuesta del DANE de noviembre del 2020 el 44.2% de los colombianos no está interesado en aplicarse la vacuna en caso de que esté disponible. Casi la mitad.
El pastor Arrázola nunca se ha caracterizado por la mesura, pero si por las posiciones extremas. La noche antes del 26 de septiembre del 2016, día de la firma de los Acuerdos en Cartagena, un ritual de yoga, acompañado de velas encendidas impresionó al Pastor Miguel Arrázola. Era el Círculo de mujeres de Cartagena que celebraban anticipadamente la paz. El Pastor no pudo sino ver la presencia de Satanás y no reparó en nada.
Antes de afirmar en su Facebook: “Una paz con ritos satánicos no es más que un intento de burlarse de Jesús Príncipe de paz. Triste que alcaldía permita esto en su misma puerta de pero no permita un espacio para orar al verdadero y único Dios”. Con el permiso el ritual se había celebrado en un espacio público al frente del edificio de La Aduana en la ciudad amurallada.
El mensaje del Pastor Arrazola se volvió viral y de nada sirvieron las quejas de los organizadores que le exigían removerlo por estar desinformando. Nueve horas tardó el Pastor para acceder a la petición; horas claves en el in crescendo de la ola del No y en las que logró 45.000 likes. El daño estaba hecho: Santos, quien era en ese momento presidente, era el diablo y su paz de cocinaba en el infierno de La Habana.
La iglesia, ubicada en la pobrísima zona del Pie del cerro de la Popa, empezó a transformarse en un lugar de peregrinación. Una conexión con la gente popular que cosechó a raudal en la campaña por el Plebiscito. El 2 de abril del 2016 con la marcha contra el proceso de paz el Pastor probó su fuerza. Con su voz como motor en el púlpito, Cartagena concentró como ninguna otra ciudad la protesta contra los Acuerdos de La Habana: “No queremos una paz que la cocinen los Castros, pedir la paz de La Habana es como pedir la salvación que provenga del infierno”.
A partir de ese día Ríos de vida dejó de ser una iglesia y se transformó en el fortín del No en la Costa Atlántica. Ahora también podría convertirse en el fortín de los Anti-vacuna, un grupo que empieza a ser numeroso en Colombia.
