El pasado 4 de enero Hernán Giraldo, el monstruo de la Sierra Nevada de Santa Marta, cumplió los doce años de condena que pagaba en Estados Unidos por narcotráfico. Su extradición a Colombia fue autorizada a donde llegar en cualquier momento de este mes de enero para responder por 330 crímenes, muchos de los cuales forman parte de su expediente en Justicia y paz. La pena contemplada es de ocho años. Su extradición no significó la pérdida del control de esta región del Caribe colombiano donde siguen mandando sus hijos, transformados en Los Pachenca, y su regreso anunciado por él mismo tiene en alarma a la región.
Hernán Gigaldo Serna, alias 'El Taladro', desde una cárcel de Estados Unidos anunció su regreso a la Sierra Nevada. pic.twitter.com/r0Pk0gkLel
— Wilhelm Garavito (@wilhelm656) August 14, 2020
Si por algo se recuerda de este sanguinario jefe paramilitar fundador del Frente Resistencia Tayrona fue la crueldad de su trato con las mujeres. Forzó a cientos de padres de familia a llevarle sus hijas menores de doce años y vírgenes hasta su predio Machete Pelado, en lo alto de la Sierra. Las niñas quedaban a merced suyo, arrastradas por el destino que Giraldo manejaba a sus anchas y que llegaba hasta decidir quien vivía y quien moría.
Pero lo suyo eran las vírgenes del Magdalena a quienes preferia rubias y blancas, nunca indígenas ni negras. Las encerraban durante quince días en un cuarto húmedo, estrecho, lleno de bichos y el llanto lo callaban sus lugartenientes introduciéndoles la boca del fusil. Los gritos lo excitaban y repetía las vejaciones. Su voracidad sexual llevó a ser apodado Taladro,nombre que combinaba con El viejo o El Tigre.
Un Tigre que quiso reproducirse para formar un ejército con sus propios hijos, de los que se dice llegaron a los 38 –aunque la investigadora Ana Salazar habla de setenta de los cuales al menos 20 forman parte de los Pachenca, el grupo que azota actualmente a Santa Marta y la Sierra.
El grupo lo comanda su hija Amparo, cuya cabeza está tasada en USD 10 millones. Durante sus doce años de aunsencia, entre el 2006 y el 2018 se han formado doce estructuras criminales con un tronco común: los Giraldo. Están eL Grupo Especial, Águilas Negras, Los Mellizos, Bloque Cacique Arhuaco, Bloque Nevado, Los Paisas, Los Urabeños, la Oficina de Envigado, Los Rastrojos, La Oficina Caribe, La Silla y Los Pachencas.
La presencia de Giraldo en el Magdalena ya va a cumplir medio siglo. Nacido en Pácora, Caldas, hace 72 años, apareció en plena bonanza marimbera en la Sierra atraído por la leyenda de la marihuana Golden, en tiempos en que la exportación la controlaba un hombre conocido como Drácula. Habia llegado con su hermano y decidieron desafiar el poder, estallado una vendetta en la que Drácula asesinó a decenas de personal y en retaliación Hernan Giraldo torturó con sevicia hasta su muerte al tiempo que obtenia informacion sobre rutas y propiedad. Con terror empezó su dominio del negocio en la Sierra..
Trabajaba para el Cartel de Medellín e inició los escuadrones de limpieza en toda Santa Marta en las que se llevó por delante indigentes pero también sindicalistas bananeros. En 1989 fue condenado a 20 años de cárcel pero logró escapar y hacer de la Sierra una guarida infranqueable. De la marihuana pasó a la coca y por esa ruta a la organización de paramilitares siguiendo la combinación de violencia y trabajos de construcción de vías y vivienda para la gente en su zona de influencia.
Con el Acuerdo de paz con los paramilitares en el gobierno de Alvaro Uribe, Giraldo se desmovilizó en 2005, hizo el simulacro de entrega de la estructutura del Bloque Tayrona, y se sometió a la Ley de justicia y paz. El 12 de mayo del 2008 fue sorprendido en la cárcel de Barranquilla, le ordenaron hacer una maleta y, sin decir más, lo subieron a un avión. Su nuevo destino: una cárcel de Estados Unidos, pero la semilla de horror y muerte que sembró la recogió su primogénita Amparo, el monstruo rabioso que maneja Los Pachencas.
Derivado del Acuerdo de Ralito, le quedarían por pagar ochos de cárcel por sus procesos en Justicia y paz, pero si solo alguna de las 280 jovencitas violadas, que ya son adultos se atreviera a denunciar los horrores vividos, Taladro terminaría sepultado en una cárcel por cuenta de la justicia ordinaria. Pero muy seguramente la máquina de guerra de los Pachenca al mando de su hija Amparo se encargará de mantener silenciadas a las cientos de víctimas.