Falsos positivos: La vergüenza colombiana que se convirtió en libro en Francia

Falsos positivos: La vergüenza colombiana que se convirtió en libro en Francia

La periodista francesa Guylaine Roujol Perez cuenta la historia de Carlos Mora, el primer soldado que denunció el crimen de ''los falsos positivos''

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diciembre 26, 2020
Falsos positivos: La vergüenza colombiana que se convirtió en libro en Francia

"El silencio mortal se había instalado en el interior del carro. Sólo se podían escuchar los ruidos externos. Me sentía petrificado.

—Sería fácil deshacerse de usted.  Acá podría picarlo en pedacitos y desaparecerlo. ¿Sabe que trabajamos aquí con el permiso de sus papás?

En su forma de hablar, mis «papás» se refería a los coroneles. En otras palabras, a los comandantes de la Brigada Móvil.

… estaba seguro de que sería asesinado. ¿Un disparo en la cabeza sin sufrir? ¿Bajo tortura? ¿Mi madre tendría alguna forma de recuperar mi cuerpo? Quizá fue esta última pregunta la que me pareció la más terrible. ¿O desaparecería para siempre sin dejar rastro, aumentando la avalancha de personas desaparecidas que marcan la historia sangrienta de Colombia?"

Extracto del Libro « falsos Positivos, la verdad del cabo Mora » de Guylaine Roujol Perez

Durante la política de ''Seguridad Democrática impulsada por el presidente ultra conservador Alvaro Uribe Vélez (2002- ) las ejecuciones extrajudiciales de civiles en Colombia se dispararon en un 150%. Al menos 3500 civiles asesinados por militares, en contubernio con paramilitares de extrema derecha, y contabilizados como bajas del enemigo en combate. El cabo Carlos Mora fue el primero en denunciar esta empresa criminal que fabricaba muertos dentro del ejército y conocida en el pais como los « falsos positivos ». La periodista Guylaine Roujol Perez recogió du historia.

RFI: Guylaine, la versión en francés del libro no tiene el mismo título que la edición en español. Es imposible traducir ‘’Falsos positivos’’ al francés?

Guylaine Roujol Pérez: Lo que pasa es que la expresión ‘’Falsos Positivos’’ en francés no quiere decir nada. La gente que conoce la expresión ‘’falso positivo’’ en Francia es porque tiene vínculos fuertes con Colombia. Si no, no.

RFI: Lo llamaste ‘’Mortels barrages’’, que en español  quiere decir ’Retenes Mortales’

GRP:  Porque los muchachos, las víctimas o presas eran llevadas en un retén del ejército con una trampa para matarlos y morían allí.  Por eso eran retenes mortales.

RFI: Eso que sucedió en Colombia es muy particular porque un positivo, en el lenguaje de la guerra, es una persona del otro bando muerta en combate. Y son falsos porque en este caso se trataba de civiles inocentes disfrazados de guerrilleros. Cómo es que tú llegas a esa historia?

GRP:  Yo soy periodista y además tengo nexos muy fuertes con Colombia desde hace 30 años.  Me enteré de los falsos positivos cuando estalló el escándalo de los19 de Soacha. Que eran muchos pero, comparados con los miles de casos de falsos positivos, no fue sino la punta del iceberg como lo dijo una ONG

RFI: El relator de Naciones Unidas para ejecuciones extrajudiciales, arbitrarias y sumarias dijo en 2009 que esos19 casos no eran aislados pues, aunque eran puntuales y en un territorio concreto: ese suburbio de Bogota que recoge toda la violencia del país y que se llama Soacha,  el relator encontró un patrón que se repetía en 28 departamentos de Colombia. Un patrón que entrega una cifra escabrosa: 3500 mínimo asesinados extrajudicialmente que fueron engañados, disfrazados como guerrilleros, con un arma en mano.  Según la ONU podría tratarse de unos 5000 cascos y, según organizaciones civiles y Ongs, los ‘’falsos positivos ‘’ llegarían a 10,000

GRP: Sí.  Hasta 10,000.  Lo ocurrido en Soacha permitió sacar a la luz pública estos hechos y después se descubrió que había muchos más.  Eso me pareció aterrador.

Mi primera reacción fue pensar que en cualquier empresa, en cualquier país o en cualquier estructura hay que alcanzar objetivos. Y cuando no se pueden lograr, se intenta buscar excusas, razones para explicar por qué no se lograron y, si es imposible, se miente y se intenta disfrazar las cifras. Pero en Colombia no se cambiaron las cifras, ni se mintió, sino que se fabricaron muertos para que las cifras fueran las exigidas.

Y cuando la JEP (Nota de la redacción: Justicia Especial para la Paz) empezó a buscar cuerpos en Dabeiba, en 2018 y 2019,  yo  escribí una doble página en el diario francés en el que trabajo que se llama Le Parisien y expliqué lo que eran los falsos positivos.

Para ello me entrevisté con algunas de las madres de Soacha y a través de ellas llegué al cabo Mora que en esa época estaba en misión en Francia, enviado por el ejército;  pero en realidad estaba huyendo para salvar su vida.  Empecé hablar con Carlos y él me dijo que quería contar su historia.

Yo vi dos cosas interesantes. La historia de Carlos,  un colombiano que viene de una invasión, hijo de una señora desplazada por la violencia.  Y la oportunidad de contar los ‘’falsos positivos’' a través de la mirada de un militar que denunció estos hechos sin haber participado en ellos.

Los ''falsos positivos'' de los 12 Apóstoles

RFI: Al comienzo de esta entrevista leímos un extracto en el que el cabo Mora va contando que van a asesinarle. Esta dentro de un automóvil y a su lado va el comandante a quien le debe obediencia y un paramilitar asesino. Los dos hombres son muy amigos y lo llevan para matarlo porque él acaba de descubrir que se están llevando a cabo ejecuciones extrajudiciales y que son sus mandos los que están dando las órdenes. Eso ocurre en el año 2007 bajo el gobierno de Álvaro Uribe Vélez, el presidente ultraconservador que durante sus dos mandatos (2002-2010) implementó la llamada ‘’política de seguridad democrática’’.  Y es entre 2002 y 2008 que los casos de los ‘’falsos positivos’’ alcanzan su apogeo.

¿ Qué se conjugó ahí para que surgiera una empresa del crimen, una organización delictiva dentro del ejército que fabrica muertos

GRP: Es verdad que hubo un incremento impresionante de ‘’falsos positivos’' durante la seguridad democrática entre 2000 y 2008.  Pero casos de ‘’falsos positivos’’ hubo muchos antes.  Estudiando el libro de Olga Behar sobre los ’’12 apóstoles’’ me di cuenta de que uno de los primeros casos de ‘’falsos positivos’’ ocurrió en ese marco. Cinco  miembros de una  familia fueron asesinados y disfrazados de guerrilleros del Frente 18 de las FARC porque pertenecían a la Unión Patriótica o eran simpatizantes de la Unión Patriótica

RFI: La Unión Patriótica: un partido de izquierda derivado de unas negociaciones de paz con las FARC.

GRP: Sí. Un poco como lo que está pasando hoy en Colombia.  A ellos los mataron a todos o a casi todos. Yo sé que en el año1990 hubo unos cables de Estados Unidos al respecto de los ‘’Falsos Positivos’’, que la embajada de Estados Unidos había advertido sobre estos actos en1998, y también hubo alertas al comienzo del año 2000.  Pero yo veo muchas conexiones entre los casos de ‘’Falsos Positivos’’ y Los 12 Apóstoles de Santiago Uribe, cuya última etapa del juicio en su contra es ahora en enero.

Paramilitares y militares fabricaban muertos

¿Cuál es la conexión con los casos de falsos positivos? Es la conexión que existe entre los paramilitares y los militares. Ese aparato organizado de crimen que hace que unos protejan a otros: los militares protegen a los paramilitares y los paramilitares protegen al ejército.

Y lo que incentivó esto fue la necesidad de mostrar resultados, mostrar que el ejército estaba derrotando a la guerrilla. Y los resultados se medían en bajas, no se median en capturas. Los militares que confesaron ante la JEP hace poco, o antes en la fiscalía, dijeron que había que presentar bajas y bajas y bajas.  Era una obsesión. Y así fue como a algunos guerrilleros capturados los mataban a pesar de que estaban heridos;  y así fue también como se fabricaron falsos guerrilleros y,  a veces, falsos paramilitares porque eso le permitía a los militares mostrar que ellos mataban paramilitares.

También le permitió a los paramilitares deshacerse de personas a las que querían desaparecer y se las entregaban al ejército. Así se hizo ‘’limpieza social’’ porque la mayoría de las víctimas venían de barrios muy populares,  de invasiones,  eran campesinos o muchachos que no tenían empleo y no habían estudiado mucho. Personas que podían caer fácilmente en una trampa porque cuando uno no tiene experiencia laboral ni ha estudiado y le dicen que va a ganar tres veces el salario mínimo, pues cae fácilmente.

RFI: Entre 2000 los 2008 el aumento de ejecuciones judiciales llega al 150% al tiempo que se demuestran buenos resultados en términos de eficacia de la guerra. Se diría que se trató de una guerra con muertos de verdad pero civiles.

GRP: Yo no conozco la proporción de los verdaderos muertos en combate. Pero lo que sí sé es que fueron miles los civiles inocentes ejecutados en todo el territorio. Solamente en dos o tres departamentos no hubo falsos positivos o, por lo menos,  no se sabe si hubo.

Y se repetía el mismo patrón que, además, fue mejorando con los años. Al principio, por ejemplo, hubo casos en que a una víctima que era zurda, le ponían el arma en la mano derecha. O el pantalón que le quedaba chiquito.

RFI: O las botas militares puestas al revés, o la ropa que no daba muestras de combate y los tiros de gracia…

GRP: Con el tiempo todo eso mejoró. Por ejemplo, para no ponerle a los zurdos el arma en la mano derecha les hacían firmar una especie de contrato de trabajo y así sabían con qué mano escribía.  Es horrible pensar en todos esos detalles para que al final los asesinatos fueran casi perfectos.

Una de las mamás me dijo hace un tiempo que no solamente los militares debían responder por esos muertos, y por supuesto más arriba, sino también la gente que trabajaba en el CTI  (cuerpo técnico de Investigación de la Fiscalía), los forenses…

RFI: También hubo dilación en las investigaciones adelantadas por la justicia.

GRP: Sí. Por eso hay mucha impunidad.

La vida de una persona vale un plato de arroz chino

RFI: Además de la impunidad, están las amenazas y los estímulos que se conjugaron en ese sistema delictivo.

GRP: Todo el mundo ganaba en este mercado de la muerte. Todo el mundo, menos las víctimas. Porque si había recompensas. El sargento Alexander Rodríguez Sánchez, quien denunció ante la fiscalía estos hechos y luego fue acusado de tentativa de extorsión y encarcelado en la Modelo, dio su testimonio a una revista colombiana a la que contó que por cada muerto les daban cinco días de permiso.  También recuerdo a un soldado que contó que se acercaba el ‘’día de la madre’' en Colombia y que no tenían buenos resultados y entonces sus mandos les dijeron ‘bueno, ustedes saben lo que hay que hacer para tener permiso’.  Y  entonces ‘legalizaron’ a una persona.  En su jerga militar ‘legalizar' quiere decir matar a alguien y hacerlo pasar por un positivo.

Así que había recompensas como días de descanso, o la posibilidad de tener una mejor comida,  había plata -pero no para los soldados, claro- y había ascensos. Algunos militares dicen, incluso, que hubo cursos en el extranjero.

RFI: Hace poco, unos militares de un batallón de la costa colombiana confesaron que escogían a las víctimas en retenes, en taxis, entre las comunidades indígenas, las engañaban, las mataban con armas compradas a los paramilitares para que no quedara rastro en el arsenal del ejército, disfrazaban a los cadáveres con atuendos de guerrilleros y presentaban los cuerpos como trofeos de la guerra anti subversiva. Los soldados que cometieron estos crímenes aseguran que obedecían ordenes de sus mandos y que perpetraron dichos asesinatos a cambio de una hamburguesa o un plato de arroz chino. Para estos militares colombianos, la vida de una persona vale un plato de arroz chino.

GRP: Una persona vale un plato de arroz chino para un soldado, pero un alto mando va a ganar mucho más. Es decir, que la desigualdad se da no sólo entre las víctimas sino también en las recompensas dadas a quienes las mataban. A mi me parece que los soldados rasos también fueron víctimas en todo esto.

La desilusión de las víctimas con la JEP

RFI: En el libro citas casos de soldados que se han atrevido a denunciar pero que, desafortunadamente, han sido amenazados o desaparecidos o, simplemente, han muerto en accidentes.

GRP: Sí, todos han sido amenazados.

RFI: Algunos militares de alto rango han sido condenados por la justicia penal ordinaria y encarcelados en batallones por estas ejecuciones extrajudiciales. Pero en el libro, el cabo Mora cuenta que, en realidad, no se trata de ninguna prisión.

GRP: No hay ninguna prisión ellos. Van y vienen en toda la libertad.  Es una burla.

RFI: Dice el cabo Mora también que tanto él como las otras víctimas y específicamente las madres de Soacha - que son emblemáticas en este este crimen de los llamados ‘’falsos dispositivos’’-,  tuvieron mucha esperanza en la Justicia Especial para la Paz, la JEP,  que surgió de los acuerdos de paz de 2016. Sin embargo, dice Mora que las víctimas no han encontrado verdad, justicia reparación y no repetición porque incluso los militares acusados que se han presentado ante la JEP, la han utilizado como un trampolín para salir libres a cambio decir la verdad que es lo que exige este sistema de justicia transicional.

GRP: Algunos que habían sido condenados a 30 años por la justicia penal han quedado libres luego de presentarse ante la JEP.

Se supone que deben contar la verdad, pero si no entregan nuevos casos, si no dejan de acusar a los otros diciendo ‘yo no fui, fue la presión de más arriba’, si no dejan de acusar a los soldados de haber entendido mal las órdenes -porque eso han dicho- entonces… Deberíamos poder decir qué pasó con cada víctima, quién fue el responsable y como pasó. No ver grupos sino individuos.  Aunque sabemos que la JEP no tiene la capacidad de investigar todos estos casos,  el delito de las ejecuciones extrajudiciales está muy subdimensionado en esta justicia.

Creo que está bien este intento,  pero hay tantos casos que no sé cuántos años habría que investigar y si, además, los militares no cuentan la verdad porque solo vienen para buscar una reducción de penas,  entonces la desilusión puede ser muy grande.

Asesinaron a mi hijo por negarse a matar civiles

Mi hijo Raúl Antonio Carvajal fue asesinado bajo el gobierno de Álvaro Uribe. Dijeron que guerrilleros fueron los que lo mataron pero sé que fue el mismo ejército.  Toda mi familia fue amenazada con la orden de que permaneciera en silencio y que hubiera investigación. Como joven cabo mi hijo fue enviado a Ocaña. El 20 de septiembre de 2006 me llamó para saber de mí y decirme que tenía una nieta.  Me dijo que las cosas se estaban poniendo feas y que quería renunciar al ejército y me confesó que le pedían que matara a jóvenes y los hiciera pasar por guerrilleros muertos en combate.  El no quería. Unos días después supe que había caído durante un combate en el Tarra, Norte de Santander.  Cuando recuperé su cuerpo, sus pies y manos estaban atados, los signos de tortura eran visibles como se puede ver en los informes forenses.  Traje sus restos a Bogotá
GRP: Esto lo cuenta Raúl Antonio Carvajal, un hombre que tiene más de 70 años y que está seguro de que su hijo no quiso cometer falsos positivos y que por eso lo mataron. Eso ocurrió en 2006, en Ocaña,  Norte de Santander

RFI: Fue la misma época y en el mismo lugar donde el cabo Carlos Mora comenzó a hacer sus denuncias sobre los vínculos entre el ejército y los paramilitares y sobre los falsos combates con muertos civiles presentados como guerrilleros caídos en enfrentamientos: La historia del soldado que Guylaine Roujol recoge en el libro ‘’Falsos positivos, la verdad del cabo Mora’’ y que también publicó en francés bajo el titulo de ‘’Mortels Barrages’’ de ediciones Fauves. También es la historia de las ‘’Madres de Soacha’’, esas Antígonas pobres cuya tenacidad y dolor hicieron que el país se enterara de las miles de ejecuciones extrajudiciales perpetradas por el ejercito colombiano.

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