Tras largas horas de muy tensa negociación, el Reino Unido y la Unión Europea alcanzaron el jueves in extremis un histórico acuerdo comercial posbrexit que, a una semana de su separación definitiva, permitirá evitar una ruptura brusca de caóticas consecuencias.
El jueves 24 de diciembre surgieron problemas de última hora con las cuotas pesqueras que mantuvieron a todos en vilo, llegando incluso a hacer temer un fracaso. El acceso de los pescadores europeos a los ricos caladeros británicos fue así hasta el final un escollo en las conversaciones, que ya habían resuelto cuestiones espinosas como las formas de protegerse de la competencia desleal.
Con el acuerdo los pescadores europeos tendrán acceso a las aguas británicas durante un período transitorio que va hasta mediados de 2026. En ese lapso, la Unión Europea renunciará a un 25% de su cuota anual en aguas británicas.
Sin embargo el peso económico de la pesca no es enorme. Las capturas de pescadores de unos ocho países europeos en aguas británicas ascienden a unos 650 millones de euros al año. Esto representa el 40% del pescado capturado en la zona económica exclusiva del Reino Unido. La pesca tiene un valor simbólico, es más un tema político y social, sobre todo para Francia, Holanda y Dinamarca. Para Reino Unido es una prueba de su soberanía recuperada.
Acceso al mercado único europeo
El acuerdo garantiza los intercambios sin derechos de aduanas ni cuotas para todos los bienes que respeten las reglas de origen apropiadas. Son condiciones inéditas para este tipo de acuerdos.
Las empresas británicas conservarán así el acceso al mercado único europeo y a sus 450 millones de consumidores. Las empresas europeas podrán seguir vendiendo sus productos a los 66 millones de británicos.
El acuerdo evitará que se rompan cadenas de producción, lo que hubiera resultado muy problemático para algunos sectores como el del automóvil.
Como la pesca, el intercambio de bienes no pesa mucho en los intercambios entre la Unión Europea y el Reino Unido. Los servicios, en particular los bancarios, representan en cambio el 80% del PIB de Reino Unido. Pero éstos se están negociando aparte y no forman parte del acuerdo.
Competencia
Reino Unido y la UE se comprometen a respetar condiciones de competencia equitativas entre las empresas "manteniendo niveles de protección elevados en ámbitos como la protección del medio ambiente, la lucha contra el cambio climático, la tarificación del carbono, los derechos sociales y laborales, la transparencia fiscal y las ayudas estatales".
Si alguna de las dos partes no respeta las condiciones en esta materia, se podrán adoptar "medidas correctoras", como derechos de aduanas.
Programas
Reino Unido seguirá formando parte de algunos programas de la UE entre 2021 y 2027, como el programa de investigación e innovación Horizon Europe. Pero dejará de formar parte de otros, como el de intercambio universitario Erasmus.
Cooperación judicial
El acuerdo "establece un nuevo marco" respecto a la cooperación policial y judicial, destinado "en concreto a luchar contra la delincuencia transfronteriza y el terrorismo".
Esta cooperación podría quedar congelada si Londres renuncia a formar parte de la Convención Europea de Derechos Humanos o "a aplicarla a nivel nacional".
Política extranjera
El tratado no afecta la cooperación a nivel de política extranjera, de seguridad exterior y defensa, ya que las autoridades británicas no quisieron negociar sobre estas cuestiones.