Cuando Luci* descorrió la cortina de la sala, tres hombres aguardaban con arma en mano a que saliera su esposo Leider Valencia. Eran las ocho de la noche, finales del año 2018. Luci, Valencia y sus dos hijos se refugiaron en una esquina de la habitación confiando en las dos puertas como escudo, pusieron la alerta por Whatsapp y a los 20 minutos, la casa ya estaba rodeada de los guardias campesinos e indígenas y el resto de pobladores de la vereda La Unión del municipio de Miranda, Cauca. Pero los armados ya se habían ido. Días después, se enterarían que la orden de asesinar a Luci y Leider Valencia venía directamente del EPL por ser “una piedra en el zapato”.
No era la primera vez que en las últimas semanas preguntaban por él. Las dos veces anteriores habían pasado a averiguar ¿qué era la Coordinadora Nacional de Cultivadores de Coca, Amapola y Marihuana (Coccam)?, de la que él hacía aparte, y ¿cómo funcionaba el plan de sustitución de cultivos de uso ilícito (PNIS)? Leider Valencia ya era conocido en todo Cauca, pero principalmente en el norte del departamento, como uno de los líderes campesinos del PNIS. Llevaba dos años recorriendo los municipios de Suárez, Jambaló, Corinto, Miranda y Buenos Aires, convenciendo a los suyos de cambiar la coca por café, plátano, yuca y fríjol y la entrada de mejor salud y educación a sus territorios.
En septiembre de 2017 se firmó el compromiso como municipio con 24 veredas de acogerse al PNIS. Después vino el acuerdo individual de 716 familias que arrancarían las matas de coca a cambio de recibir $36 millones de pesos del gobierno en desembolsos de: $12 millones – en seis entregas- para sostenimiento, $9 millones en un proyecto a corto plazo, $10 millones para un proyecto productivo, $3’200.000 para asistencia técnica y $1’800.000 para alimentación.
Con el primer desembolso de $2 millones, la gente se puso a la tarea de arrancar las hojas en menos de 60 días. Algunos tenían 20 metros cuadrados y otros hasta 80, en el que alojaban dos mil a cuatro mil matas de coca, de las que se sacaban 100 a 120 arrobas. Cada arroba cuesta $60 a $75 mil actualmente. Para acabar con las plantas algunos tuvieron que contratar trabajadores y pagar el jornal. Después Valencia consiguió que otras 250 familias iniciaran el proceso pero los planes del entrante presidente Iván Duque eran otros. Cerró las inscripciones para enfocase en cumplirle a las casi 99 mil familias a nivel nacional que ya estaban con el proceso en marcha.
La segunda entrega de dinero al primer grupo de familias llegó seis meses después de reclamos de Leider Valencia, quien a sus 34 años es representante de la Coccam a nivel departamental y nacional y de la Asociación Campesina de Miranda. Recibieron además gallinas, pollos y cerdos- que en varias ocasiones llegaban muertos- que desencadenó en sobreproducción de huevos y carne sin la posibilidad de poder venderla fuera del municipio porque entonces el gobierno no garantizaba las rutas de comercio.
Después de tres años a Miranda no han llegado proyectos productivos. Las mujeres han migrado a ciudades para trabajar como empleadas del servicio y los hombres como jornaleros en otras fincas. Se han quedado cortos para pagar el estudio de sus hijos. Algunos se arrepienten. Según cifras de la Organización de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, Cauca es el segundo departamento donde las familias han recibido menos pagos por la sustitución de cultivos, con solo el 74.7% cubierto. El primero es Norte de Santander con el 71%.
Sin embargo, en cifras de la Consejería para la Estabilización al 30 de noviembre de 2020 de las 1.240 familias vinculadas al PNIS en Miranda, 651 están en proceso de pagos por concepto de Asistencia Alimentaria Inmediata, 420 familias han recibido insumos para huertas caseras como parte del componente Autosostenimiento y Seguridad Alimentaria, y 422 han recibido Asistencia Técnica Integral. En 2021 el gobierno Duque espera invertir $4.462 millones para implementar 433 Proyectos Productivos de Ciclo Corto y $3.950 millones para implementar 345 Proyectos Productivos de Ciclo Largo.
Quienes han apoyado el PNIS, principalmente los voceros campesinos y de la Coccam, se han convertido además en objetivos militares de narcos, disidencias y otros grupos armados que tomaron control de la zona que antes tenían los frentes 6, 30 y la columna móvil Jacobo Arenas de las Farc. A algunos los asesinan por negarse a ser la mano de obra y a otros para que supuestamente no engañen a la gente con la sustitución que ha sido una iniciativa inconclusa incluso en otros municipios como El Tambo, Jambaló, Piamonte y Rosas, que también se acogieron. Son ya 18 los líderes de la Coccam que han caído por las balas en el Cauca y casi 60 a nivel nacional.
Pero los campesinos están además preocupados por la insistencia de hacer erradicación forzada y la aspersión aérea con glifosato, que está frenada desde el año 2016 cuando Juan Manuel Santos estaba en la Presidencia. Entonces se argumentaban problemas de salud y en el medio ambiente y la Corte Constitucional le puso el freno por el momento. A las fincas de quienes aún no han sustituido han llegado varios equipos del Ejército a arrancar las plantas en la madrugada. De ahí que Leider Valencia y el resto de campesinos hayan decidido organizar rondas de la guardia campesina y le armaron una carpeta a los comandos militares y de Policía con la copia del acuerdo colectivo de sustitución como municipio y un inventario de lo que se ha cumplido y no hasta el momento.
En Miranda y en los municipios del Cauca que firmaron el PNIS los campesinos siguen a la espera de que lleguen los proyectos productivos para dar vuelta de hoja en sus territorios. Han anunciado que no dejarán entrar la aspersión aérea con glifosato, que el gobierno espera implementar y que ya tiene varios contradictores entre comunidades y las organizaciones de derechos humanos por su inefectividad en la lucha contra las drogas. Leider Valencia además ha hecho recorridos por universidades y con políticos en Estados Unidos para contar la historia desde quienes antes sembraban y, con el incumplimiento de promesas de Duque y Santos, quedaron a merced de los grupos armados que han vuelto a invadir las montañas caucanas de coca, amapola y marihuana.
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