En sólo seis años Macauly Culkin pasó de vivir en una habitación con sus seis hermanos a ganar USD 45 millones. La película que protagonizó, Mi pobre angelito, estrenada en 1990, se convirtió en la tercera más taquillera de toda la historia hasta ese momento, sólo superada por E.T y la primera entrega de Star Wars. Tenía 10 años y el mundo a sus pies. Desde Shirley Temple no se veía a un niño convertirse en estrella de cine.
Hijo de una estrella de cine frustrado que alcanzó a participar de algún montaje teatral con Lawrence Olivier, Macaulay tenía que vivir con la obsesión de su papá por no fracasar. Vivían en un minúsculo apartamento en Los Ángeles en donde esperaba su padre vivir hasta encontrar el papel soñado. Pero el que lo conseguiría sería él. Culkin despuntaba por su capacidad para memorizar diálogos y su cara de Principito. El éxito fue tan inmediato que Kit, el papá de la estrella, abandonó su puesto como sacristán en una iglesias para convertirse en el manager de un actor que cobraba 250 mil dólares por papel. La revista People ubicó a Kit como uno de los 20 personas más influyentes y poderosas de Hollywood.
Es que para la segunda parte de Mi pobre angelito cobró cuatro millones de dólares. Su papá se volvió insportable. Hollywood está llena de historias de egos desbordados que se desinflan, desde estrellas como Ryan O’Neill hasta super directores como Peter Bogdanovich. Todos estaban esperando la caída de la joven estrella. Y esta empezó a llegar con el estreno de Ricky Ricón que fue un estruendoso fracaso. Una película llamada Mano a mano con papá le dio 7 millones de dólares de sueldo pero fue un fracaso estrepitoso de taquilla.
Su ego se iba inflamando hasta el punto que en cada entrevista Macaulay se iba mostrando más distante, sin ponerle demasiado atención a lo que le preguntaran, jugando al Game Boy. Un comentario del new York Times cuando cumplió trece años lo sentenció: “no tiene talento, no funciona en taquilla. Fue adorable durante un rato. Winona Ryder, River Phoenix, Leonardo DiCaprio. Ellos sí que son actores”
Y el tren dejó a Culkin. No fue la droga ni los excesos pero si se separó de sus papás y los condenó a recibir un dólar. A los 17 años Macaulay Culkin compró un apartamento de 460 metros cuadrados frente al Central park en Nueva York. A esa edad se casó y duró dos semanas el matrimonio.
Macaulay le dijo a Time que su papá abusaba de él “no tanto de forma física, aunque sí que hubo algo de eso, sino mental. Yo le pedía un descanso, quería irme de vacaciones por primera vez en mi vida, y él no dejaba de firmar contratos para más películas. Nadie me escuchaba. Mi padre tenía una cama tamaño gigante y una televisión enorme y a mí me hacía dormir con mi hermano en el sofá. Lo hacía para romper mi espíritu. Así que me retiré para desaparecer de la faz de la tierra. Pero seis años después comprendí que jamás podría deshacerme de mi fama”.
El haber sido encontrado en el 2004 con unas cuantos gramos de marihuana y unos tranquilizantes le creó la leyenda negra de que era un drogata. Pero Culkin, a sus 40 años, está estable y en medio de todo puede decir que sobrevivió a la terrible condena de ser un niño prodigio en Hollywood.
