Lejos de la ajetreada agenda en el Congreso, Álvaro Uribe se dedica al cuidado de sus nietos y de sus caballos, una pasión que tiene desde joven. En su casa-finca en Rionegro, Antioquia, tiene ya establecida una rutina que solo interrumpe para hacer reuniones por Zoom con líderes del Centro Democrático en las regiones, para impulsar el referendo contra la JEP y planear la campaña presidencial de 2022. Son ya tres meses desde que el expresidente dejó su curul tras la detención domiciliaria por orden de la Corte Suprema de Justicia. Ahora junto a su abogado Jaime Granados se defiende en libertad por supuesto soborno de testigos y fraude procesal.
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