¿Mi padre, cómo está?
Muy bien don Gerardo, gracias. ¿Le tocó el turno de la noche hoy?
¡Si señor, toca estar de vigilante toda la noche! Con esta inseguridad toca estar abeja mi padre!
Si tiene razón esta temporada de adviento y Navidad en esos temas es complicado.
¿Adviento, qué es eso?
Es el tiempo de preparación a la Navidad que realizamos en estas cuatro semanas.
¡Ah, yo pensé que estábamos en Navidad ya!
El mundo del comercio por supuesto habla de la temporada navideña y estimula mucho a que la gente compre, festeje…
Y se endeude, porque qué cosa para tomar y parrandear la gente, ni siquiera por el covid dejan de alborotarse. Mire que, como me toca de celador en la noche y madrugada, pasan y pasan borrachos de todas las edades y no le cuento más de lo que uno ve en la noche, por no asustarlo padrecito. Pero sígame contando del adviento.
Pues mire don Gerardo el Señor Jesús compara el adviento y las actitudes que tenemos que tener para celebrar la venida del Señor en Navidad con su profesión de vigilante, imagínese.
¿Cómo va a ser eso? Que nuestro Señor nos hable a los celadores, no sabía.
Si. Jesús habla de las cosas que valen la pena de una manera sencilla, partiendo de la vida diaria y de lo que hacemos en ella, para entender las cosas más profundas y hermosas de su Reino. Por ejemplo, empleamos en este primer domingo de adviento el evangelio de Marcos 13,33-37. Ahí es donde habla de los vigilantes.
¿Y qué dice padrecito Ramón?
Pues dice que debemos aprender del vigilante que está pendiente, no se duerme, dispuesto a atender cualquier contratiempo o a que llegué el jefe.
Claro que si, imagínese donde uno se duerma y pase algo, lleva del bulto y tenga la sanción.
Pues así es la actitud de los que nos preparamos a la venida del Señor, en Navidad y a su retorno glorioso. Estamos en vela, vigilantes, no permitimos que el mundo y su locura haga que vivamos tan relajados que nos olvidemos de nosotros y de los demás.
Por ahí dicen “camarón que se duerme, se lo lleva la corriente” no solo es en este trabajo en la vida. Tiene razón nuestro Señor, uno se descuida y empieza a cogerle la ventaja los vicios y las mañas. Se duerme uno en la familia y se relaja la relación con la esposa y con los hijos y después se acaba el hogar. En todo, padre, en todo es así. Mire que a la selección de fútbol le pasó, se durmieron y les metieron la goleada, jajajaj, hay que estar en vele, no dar papaya.
Don Gerardo usted lo ha dicho, así es. Por eso el adviento es muy bonito, las lecturas bíblicas de estas semanas, la manera como celebramos la fe nos invita a no relajarnos. El adviento también nos recuerda que no podemos vivir de manera irresponsable como personas, como familia y como ciudadanos, debemos estar atentos a la llamada de Dios y a las necesidades de los hermanos que mas sufren.
Pues a velar, padrecito
A velar, don Gerardo.