Padre a mí me gusta leer mucho e investigar sobre los temas misteriosos y todo me lleva a pensar que definitivamente el mundo se va a acabar.
Ah caramba, y ¿qué lo lleva a pensar así?
Mire padre esta pandemia fue mundial, eso fue una plaga de las que predice Nostradamus y la Biblia, además este tipo de fenómenos naturales tan fuertes, el huracán, las inundaciones. No es que yo quiera asustarlo padre, pero todo indica que es el fin.
Bueno y ya que usted tiene esa opinión, ¿cómo se imagina ese fin?
Ah eso si no se, seguro todos moriremos y todo se acabará en una gran explosión o hambruna.
Quiere decir que después de vivir ¿en algún momento todo se acaba y punto? Muy desesperanzador su final.
Bueno, sigo investigando, algunos hablan de la reencarnación, pero si todo se acaba no nos meteríamos en ningún lado, otros hablan de que nos volvemos partículas y que después de millones de años volveremos a evolucionar como seres vivientes. ¿Usted que piensa al respecto padre Ramón?
Pues fíjese que precisamente en este domingo el mundo católico celebra la solemnidad de Jesucristo rey del Universo y termina, no el mundo, sino el año litúrgico celebrativo de nuestra fe, para dar comienzo a otro con el adviento.
Ah, o sea también se habla de un fin en la manera como los católicos celebran la fe.
Más que hablar de fin, hablamos de plenitud. Y esa plenitud del mundo y de la historia alcanza todo significado en la proclamación de Jesucristo Rey del Universo. Así lo presenta el texto del evangelio de este domingo.
¿Pero la Biblia habla de un final catastrófico?
Más bien el estilo en el que presenta estás realidades del fin de los tiempos, es profético, denunciador y bastante cuestionador. Ese estilo literario se llama la apocalíptica. Pero no pretende asustar, sino dejar en evidencia que este mundo no es la plenitud, ni que la esperanza de un futuro mejor la da un poderoso, o un sistema social o político, porque todo al fin de cuentas llega a su fin por su falta de consistencia.
¿Padre, pero eso es más desalentador porque entonces no hay felicidad plena, ni tranquilidad completa?
Pues en este mundo nunca la habrá. Por eso Cristo con su muerte y resurrección, transformó todo, llevando de nuevo a las manos del Padre del cielo el universo, recreándolo en su amor que es la última palabra y la definitiva, sobre todo.
¿Y esa eternidad que Jesús produjo, cómo se obtiene?
Muy importante pregunta, buscar respuesta le da sentido a nuestro caminar por este mundo. Le recomiendo que lea el evangelio de san Mateo 25, 31-46. La manera de adquirir o participar en esa vida eterna y plena, no es a través de las lecturas misteriosas o de prácticas rituales extrañas. Tiene que ver con la capacidad de ser misericordioso, de una manera especial con los pobres, débiles y marginados de la sociedad. A Jesucristo Rey tendremos que darle cuenta de nuestra vida y el pondrá en evidencia si la aprovechamos reconociéndolo en el más pobre.
¿Es decir que posiblemente no se vaya acabar tan pronto el mundo?
Me gusta pensar más en qué debe hacer para que el mundo sea mejor y para que cuando Dios me llame pueda gozar de su banquete eterno.
