En Colombia, algunos congresistas están impulsando el LSD: liberalismo socialdemócrata. Acá cabe resaltar que el Partido Liberal se encuentra afiliado desde hace algunos años a la Internacional Socialista, que representa a escala mundial la socialdemocracia; siendo la única organización política del país que pertenece a ese estamento global.
Ahora pues, hay que advertir que históricamente el principal verdugo que ha tenido la socialdemocracia ha sido la secta comunista del marxismo-leninismo, incluyendo desde luego a Latinoamérica; existiendo una internacional comunista para la región, que es el Foro de São Paulo, fundado en 1990 por el tirano de Fidel Castro, quien proscribió y persiguió en Cuba a organizaciones y líderes seguidores de la aocialdemocracia.
Así que los promotores del LSD deben primero que todo tener en cuenta ese detalle para evitar la alianza con los partidos afiliados al Foro de São Paulo: Alianza Verde, Polo Democrático y la agrupación política de Gustavo Petro, principalmente. Esto debido a que sería un contrasentido impulsar acuerdos con un azote representado en el totalitarismo comunista, que ha sido el predador indiscutible de la socialdemocracia.
El caso más emblemático en Latinoamérica del accionar comunista en contra de la socialdemocracia es el golpe de Estado en Venezuela que Hugo Chávez intentó el 4 de febrero de 1992 para derrocar al presidente constitucional Carlos Andrés Pérez, cuyo partido Acción Democrática (AD) pertenecía a la Internacional Socialista. Ese hecho sangriento le sirvió para engañar e ilusionar a la población venezolana, y catapultarse más adelante: fue elegido presidente en las elecciones de diciembre de 1998. Esto llevó a la nación vecina a una dictadura que le ha producido a los hermanos venezolanos muerte y ruina; sin desconocer que el golpe de Chávez en Venezuela de 1992 fue un trabajo programado por años por parte de las fuerzas comunistas para ir minando la democracia e instaurar la dictadura.
Con eso claro, dentro de las múltiples persecuciones que le ha realizado en la historia el marxismo a los socialdemócratas se encuentra la que le hizo Benito Mussolini. A principios del siglo XX, el duce, un marxista obstinado y un directivo del Partido Socialista Italiano, hizo expulsar de ese bando a los socialdemócratas por blandos. Vale resaltar que Mussolini fundó el fascismo para volverse más revolucionario y siempre elogió a la revolución bolchevique de Rusia en 1917. Es de ahí precisamente que Nicola Bombacci, fundador del Partido Comunista Italiano, acompañó a Mussolini hasta la muerte en la empresa fascista, pues los dos fueron ejecutados en 1945.
Y Bombacci, que al igual que Mussolini no renegó jamás del marxismo, en la revista La veritá escribió: “El fascismo ha hecho una grandiosa revolución social, Mussolini y Lenin. Soviet y Estado fascista corporativo, Roma y Moscú. Mucho tuvimos que rectificar, nada de que hacernos perdonar, pues hoy como ayer nos mueve el mismo ideal: el triunfo del trabajo”. Con esto quedó patentado que el marxismo al igual que el fascismo son fuerzas totalitarias que han perseguido a las organizaciones democráticas.
Además, antes del ascenso de Hitler al poder en Alemania, el Partido Comunista señaló a los socialdemócratas como sus principales enemigos, sin importarle la creciente amenaza que representaba el Partido Nazi. A lo que hay que agregar que el periódico comunista soviético Pravda no dudaba en elogiar a los nazis diciendo que su comportamiento era “mucho más proletario” que el de los socialdemócratas. Esto llevó a que el comunismo (KPD) le sirviera a Hitler de plataforma en las elecciones de noviembre de 1932 para llegar al poder, aplastando las aspiraciones socialdemócratas, cuyo gobierno hubiera evitado los desastres de la Segunda Guerra Mundial, demostrándose también la culpabilidad del marxismo en esa tragedia que vivió la humanidad.
Así mismo, la socialdemocracia que surgió en la Segunda Internacional de los Trabajadores rechazó contundentemente los dogmas marxistas como los del materialismo histórico y la inevitabilidad, siendo uno de sus principales exponentes Eduard Bernstein, quien destapó muchas de las falacias que había esgrimido Karl Marx, que de ninguna manera favorecían a los trabajadores, sino que lo que buscaban era oprimirlos mucho más mediante una dictadura de Estado. Esta se disolvió en 1916 y Vladimir Lenin en 1918 creó una internacional de bolsillo, lo que demuestra las contradicciones irreconciliables entre el comunismo y la socialdemocracia.
De manera que al constituirse un movimiento político socialdemócrata en Colombia, de entrada hay que decir que la historia es precisa con respeto a las vejaciones que ha cometido el marxismo-leninismo en contra de la humanidad. En razón de lo cual es imposible un acercamiento de los socialdemócratas con las fuerzas totalitarias comunistas, que en Colombia engañan con partidos y movimientos usando varios disfraces, pero que son el mismo tóxico que cambia de etiqueta.
Lo anterior de modo que cuando seguidores del marxismo (abiertos o furtivos) dicen que ni los comunistas ni lo que llaman izquierda han gobernado a Colombia habrá que decir que tampoco nos ha gobernado el fascismo, el nazismo o el apartheid, y por ello esas doctrinas no dejan de ser totalitarias y genocidas al igual que el comunismo, que es la organización política que más ha cometido asesinatos en el mundo durante toda la historia, con cerca de 140 millones de víctimas que produjo en el último siglo.
Para cerrar, es curioso cómo el senador Armando Benedetti, quien algunos creían que sería parte de los socialdemócratas liberales después de haber renunciado al partido de la U, se va para las toldas de la Colombia Humana de Gustavo Petro, a quien todavía no se le conoce que haya abjurado del marxismo; alegando el senador Benedetti que le gusta la centro-izquierda, cuando el esquema de izquierda y derecha es una simple dicotomía insulsa, en vista de que en la actualidad la contradicción antagónica es entre la democracia y el totalitarismo, encontrándose principalmente en el totalitarismo el marxismo-leninismo, que con sus diferentes pelambres engaña a muchos cándidos para tomarse el poder político por toda la eternidad, lo mismo que ha sucedido en varias naciones que sufren o sufrieron las calamidades que engendra el comunismo.