Entre los muchos rasgos de la sociedad colombiana hay dos que se destacan: la religiosidad de gran parte de la población, y la manipulación de esta religiosidad por parte de la clase política para afianzar su poder. Ejemplo de ambas es la reciente comparación que la vicepresidenta hizo entre Uribe y Jesús de Nazaret. En opinión de Marta Lucía, esa nueva heroína del uribismo, el nazareno y el antioqueño son iguales: ambos cosechan odios por ser buenos.
Hay quienes dicen que la comparación de Uribe con solo es posible en razón del clan de Los Doce Apóstoles, o porque se encuentra rodeado de ladrones, como Jesús en la cruz.
Aprovecho el episodio para mostrarle al patrón del Ubérrimo una opción de emprendimiento (aunque esta característica, emprendedores, sea atribuida más frecuentemente a Tomás y a Jerónimo), una forma de reinventarse en estos tiempos de crisis en que pareciera que va a tocar fondo: debería aprovechar la ola creada por Martuchis y establecer abiertamente la nueva iglesia del uribismo. Tienen fieles por millones, aunque Ivancho haya desilusionado a muchos en estos dos años.
Sin duda sería una iglesia con una ventaja comparativa sobre las demás. La vetusta Iglesia católica apenas cuenta con un representante de dios en la tierra; en tanto que las denominaciones protestantes solo cuentan con pastores, algunos, a lo más, se denominan apóstoles. La Iglesia uribista, en cambio, tendría a alguien igual a Jesús, ¡igual al hijo de Dios!, ¡quién va a querer rezar con representantes de Dios en la tierra cuando puede hacerlo con un igual de Jesús!
La venta de indulgencias sería un negocio más rentable que Odebrecht, sin necesidad de meterse en sobornos y cosas de esas. El nombre podría ser Los testigos de Uribe, o Los apóstoles de Uribe; son solo sugerencias, usted tiene la última palabra, su palabra es ley de dios, como en el Centro Democrático.
Una iglesia es un negocio formidable. En siglos pasados la Iglesia católica se convirtió en el mayor terrateniente de Europa. ¿Se imagina?, ¿acumular tierras y millones de hectáreas sin necesidad de organizar, patrocinar o financiar grupos paramilitares, o de masacrar, despojar y desplazar a millones de campesinos?, ¡sería un negocio limpio!
Claro, se necesitaría separar la parte doctrinal de la parte comercial. La doctrina se le puede encargar a José Obdulio, con una manita de Macías, él sabe de libros; que desempolven esos libros que José Obdulio escribió cuando estaban en la Casa de Nariño. La parte comercial ya está resuelta; doña Lina puede asumir la representación legal; y de la plata se encargan Tomás y Jerónimo, que han dado muestra de grandes capacidades gerenciales; ellos se harían cargo de los impuestos y de usar sus influencias con los funcionarios estatales encargados de otorgar las licencias, quizá puedan explorar una modalidad franca.
Siempre habrá quien señale incoherencias y formule observaciones incómodas. Dirán que la divinidad no puede estar señalada de falsos positivos, bueno, San Pablo torturaba cristianos antes de su conversión; que Jesús rechazaba a los negociantes ávaros, ni modo, hay necesidades terrenales que satisfacer; que la divinidad no puede estar mezclada en rumores de las malas lenguas sobre la violación cometida por él, pendejadas, que recuerden al padre Maciel, el de los Legionarios de Cristo, quien violó a decenas de niños; que usted es un guerrerista, que averigüen por San Ignacio de Loyola, quien antes de fundar la Compañía de Jesús ejercía la profesión de las armas; que Jesús ordenó vender las riquezas y dárselas a los pobres, no hay problema, decimos que al final de su vida Jesús se dejó envolver por el castrochavismo.
El único inconveniente serio es su incapacidad para el perdón, eso puede joder todo, recuerde que la esencia del negocio es la venta de perdones y absoluciones (como en la Cámara); toca trabajar en eso. Y hay que manejar una nueva lógica con los testigos; se trata de que haya muchos, en este negocio entre más mejor, para que den testimonio de los milagros, aquí los testimonios no hunden, elevan. En fin, todo se puede arreglar.
Como ve, la Nueva Iglesia Uribista sería una gran jugadita; sería rentable y le permitiría reafirmar su condición de mesías. Incluso es una buena opción en caso de que Petro suba al poder en el 2022. Hubo tiempos en que la iglesia era más poderosa que el monarca terrenal.
Adenda. Cuando todo evidencia que la Fiscalía de Néstor Humberto Martínez realizó un montaje contra Jesús Santrich para sabotear el proceso de paz, el gobierno le arroja el salvavidas de la embajada en Madrid; al mejor estilo del gobierno de Uribe, que entregó embajadas a Jorge Noguera y Salvador Arana.