Son muy pocos en la Alianza Verde y en el llamado centro político colombiano los que tienen demostrada capacidad electoral. Uno de ellos es Carlos Amaya: el hombre que se impuso en 2015 a las maquinarias políticas de su departamento cuando apenas cumplía los treinta años, se fortaleció en su paso por la gobernación y dejó un legado sembrado con altas expectativas hacia el futuro próximo.
Esa capacidad electoral quedó sellada en la elección de Ramiro Barragán como gobernador de dicho departamento en 2019, luego de que su principal promesa de campaña fuera continuar la obra de Amaya. El resultado, cuatrocientos mil votos, la mayor votación de la historia de su departamento, dejando en la lona a la política tradicional de esa región, a la que le puso más de doscientos mil votos por encima.
En 2018 ya se veía venir esa avalancha verde. Uno de sus más cercanos colaboradores, Wilmer Leal, obtuvo casi cincuenta mil votos en la elección a la Cámara (la más alta de la historia del departamento), empujando una segunda curul, la de Neyla Ruíz. El senador Jorge Londoño, quien fue electo con más de sesenta mil votos, también se pegó de la alta favorabilidad de Amaya, que terminó en las encuestas con más del ochenta por ciento de aprobación entre sus coterráneos y como el mejor gobernador de Colombia, tanto en favorabilidad, en la encuesta de CMI, como en gestión, en la encuesta de Cifras & Conceptos.
El tema de los votos puros y duros es necesario tocarlo en este momento en el que los verdes gozan de gran simpatía en la opinión pública colombiana, ya que se proyectan como los grandes organizadores de la coalición de centro para las próximas elecciones presidenciales. Esa percepción favorable se debe traducir en sufragios. Sin embargo, cuando estos no están plenamente probados, se genera incertidumbre y se cae en un escenario de especulación, al que muchos entran con bastantes ilusiones, pero salen noqueados por la realidad. Este no es el espacio para “contar los votos” de los ya precandidatos, pero sí de reflexión con respecto a quiénes tienen un músculo probado en tal sentido.
Así pues, Amaya, además de tener una gran fortaleza en su departamento, tiene la simpatía de miles de boyacenses que viven en Bogotá y lazos fuertes en los llanos, santanderes y el eje cafetero. Así mismo, el mencionado exgobernador fue uno de los responsables a nivel nacional de que los verdes organizaran bases juveniles fuertes en Colombia, cuando estuvo a cargo de esa sección dentro de su partido. Además, en su paso por el Congreso puso en la agenda el tema medioambiental cuando nadie hablaba de eso en Colombia. ¡Hoy hasta Uribe habla de que se debe cuidar el Amazonas! Hoy, que tanto se habla de la crisis del campo, es bueno recordar que en su paso por la gobernación fue uno de los grandes impulsores de la agroindustria como salida. Entregó más de ciento treinta bancos de maquinaria, creó fondos para incentivos campesinos, entre otros.
Es decir, Amaya es un gran elector a partir de una política moderna anclada en las realidades y cercana a la gente. Aunque hace presencia fuerte en redes sociales, ha demostrado que la política se hace con los ciudadanos y en el territorio. O si no que lo diga la comunidad u'wa, a la que visitó aproximadamente siete veces en su paso por la gobernación, dejándole ambulancia, colegio, vías, pero, sobre todo, respeto. Eso sin contar con que la incluyó nuevamente en la discusión política y social de un departamento que le había dado la espalda durante décadas. Esto es bueno recordarlo en momentos en que hay tanto movimiento en el centro y tanto candidato que hace campaña desde un celular. La política se hace en la calle, en las veredas, con la gente.
Con eso claro, ¿quiénes han demostrado tener votos en el centro del espectro político y quiénes se pueden preciar de haber dejado en sus regiones legados de esa magnitud? Repetimos, este no es el espacio para eso, pero que cada uno analice, sume y reste. Amaya, aunque se encuentra estudiando fuera del país en este momento, es por su capacidad política y electoral un imprescindible dentro de la Alianza Verde y una ficha clave para la coalición de centro que enfrentará a los extremos en los próximos comicios electorales en los que se elegirá presidente.
En conclusión, el exgobernador de Boyacá cuenta con tres aspectos claves de cara a la coalición de centro: altos índices de favorabilidad, comprobada capacidad de gestión y ejecución, y, lo que puede ser más importante en una contienda cerrada como la que se prevé, votos.
