Él es Ota Benga, miembro de etnia batwa pigmea del Congo. Fue llevado a los Estados Unidos contra su voluntad, donde fue exhibido en el zoológico del Bronx junto a un chimpancé. Nunca pudo regresar a su patria y se suicidó a los 32 años.
Este es solo uno de los millones de casos que se cuentan en la historia universal de la infamia. Los Estados Unidos se precian de contar con una democracia consolidada y se ufanan de servir como referente político al que deben aspirar a llegar las naciones emergentes; sin embargo, la historia, que es testigo insobornable, nos enseña lo contrario.
Es una nación donde su presidente se abroga la potestad de separar a los niños inmigrantes de sus padres, que bajo la égida de la guerra contra el terrorismo han arrasado con naciones enteras y que amenaza con la construcción de muros para dividir naciones.
De verdad, es muy poco lo que tiene para enseñar.